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Hablar de Barranquilla es sumergirse en un océano de narrativas que merecen ser compartidas y celebradas. Esta ciudad colombiana, bañada por las aguas del Caribe, es mucho más que su paisaje costero y su clima cálido. Es un tesoro de historias, cada calle y cada callejón estrecho atesora crónicas que a día de hoy, quizá mucho de sus ciudadanos, desconoce.

{"titulo":"Estatua de Gabo fue develada en la Aduana","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/estatua-de-gabriel-garcia-marquez-fue-develada-en-plaza-del-antiguo-edifico-de-la-aduana"}

La ciudad goza de innumerables patrimonios materiales en diversas áreas de espacios públicos. Honrarlos es fundamental para preservar su identidad y su historia. Es por ello que cada segundo domingo de septiembre, se designó por el Ministerio de Cultura, el Día Nacional del Patrimonio.

Sin embargo, La Arenosa no solo contempla espacios como La Aduana o la majestuosa arquitectura del barrio El Prado. Hay lugares que parecen inimaginables, como el de un centro penitenciario que a la fecha, es una institución educativa.

La Cárcel de Obando, el centro penitenciario más importante y temido de la costa, el primero de máxima seguridad que se construyó en la ciudad en 1930. Un reclusorio que se popularizó por la presencia del francés Henri Charrière, conocido por su alias de Papillon; uno de los prófugos más buscados por la Policía Metropolitana de Londres, quien se escapó de todos los calabozos en los que estuvo y que además salió siendo escritor.

En los oscuros pasillos de la antigua prisión resonaban los ecos de vidas marcadas por errores y arrepentimientos. Las celdas estaban saturadas de historias truncadas, y el silencio era roto solo por el tintineo de las llaves y los murmullos de los reclusos.

Años después, aquel sombrío recinto fue transformado en un lugar de esperanza y aprendizaje. Donde antes se escuchaban cadenas, ahora se oían risas y risueñas voces de niños. Las altas murallas que una vez confinaron sueños rotos ahora resguardaban el florecimiento de la educación a través de la Institución Educativa Distrital Nuestra Señora del Rosario, ubicada en la Calle 43 #46-98.

El amor que lo capturó

De acuerdo con el historiador, Elkin Núñez, era un centro penitenciario de extensas dimensiones, ya que en el sitio se confinaban aproximadamente 450 personas, pero ‘Papillon’ capturó toda la atención.

Nacido el 16 de noviembre de 1906, se convirtió en una figura legendaria debido a sus múltiples intentos y éxitos en la fuga de prisiones.

Fue condenado en 1931 por un asesinato que él afirmaba no haber cometido, y fue enviado a la famosa prisión de la Isla del Diablo en la Guayana Francesa. A lo largo de los años, ‘Papillon’ intentó escapar en numerosas ocasiones, desafiando la seguridad implacable de la prisión y enfrentando condiciones de vida extremadamente difíciles.

Como ciudad de migrantes, aquella época estaba marcada por recibir a numerosos extranjeros, entre ellos a Yeni Maeski, de origen rumano identificada como ‘La Polaca’, ‘Lili’, y ‘Nana la francesa’.

Vivía en el popular barrio Chino. Allí también residió el docente de la Institución Educativa Distrital Nuestra Señora del Rosario, Roberto Muñoz y la veía de pequeño descansar en su mecedora.

'Yo pasaba y la veía sentada en un mecedor, una anciana ya, anciana. Y una vez salió por EL HERALDO y yo le pregunté a mi papá y me dijo que esa era la primera francesa que había venido y se trajo muchas prostitutas de Francia para acá'.

‘Nana la Francesa’ era la musa de Papillon. La mujer fue propietaria de uno de los mejores griles haciendo parte del deleite colectivo de marineros y jóvenes barranquilleros que comenzaban la vida íntima en ‘El Cubano’, ‘La Gaby’ y ‘El Danubio’.

Además, a partir de la historia de esta mujer, Gabo en ‘Memoria de mis putas tristes’, se inspira para crear el personaje de Rosa Cabarcas.

'Yo empecé a hablar sobre PaPapillon porque es un señor resiliente que tiene una vida muy triste, confusionada, pero a la vez la veo como muy bonita. Es un ejemplo de un señor que llegó, montó, le puso un tertuliadero en Venezuela y se hizo amigo de los más grandes literatos que venían en Latinoamérica. García Márquez y cantidades de literatos que eran reconocidos a nivel mundial, iban allá y tomaban el café bar que él puso en Venezuela como un tertuliadero, donde hablaban de todos los temas'.

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El nuevo comienzo

De acuerdo con Muñoz, la cácrcel fue cerrada en medio del ‘Gaitanazo’, después del año 1948.

'Primero fue colegio 16, y era anexa a la Normal Distrital de aquí, era una normal. Después se llamó la 37 y siguió siendo anexa. Después con el tiempo se dividió en dos instituciones, el C43 que funcionaba en la mañana y el C97 que funcionaba en la tarde con distintas directoras hasta convertirse en lo que es hoy'.

Las antiguas celdas se convirtieron en aulas iluminadas por la promesa de un futuro mejor, donde pizarras reemplazaron los barrotes.

'No hay otra cárcel en el país que se haya convertido en una escuela. Esto debe ser un Patromonio de la ciudad'.

El patrimonio de una ciudad es el legado tangible e intangible que refleja su historia, cultura y valores fundamentales. Así lo resalta Juancho Jaramillo, director de la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta (Clena), quien recorrió el planetel en donde se instauraron documentos que reflejan esta historia.

'Debemos guardarlo, preservándolo y contarlo para la historia, para que nuevas generaciones sepan de dónde venimos. Un espacio oscuro de reclusión se convierte en un espacio de luz, de vida, que son los estudiantes. Son cosas muy importantes y nosotros, como guardadores, como las personas que manejamos el patrimonio del departamento de Atlántico, debemos promover que seamos muchos más los que los reconocemos'.

Como una iniciativa de ‘Barrio Abajo Tour’, su líder, Luis Miranda, expresó la importancia de que sea considerada un Patrimonio. 'Aquí hay mucha historia que no puede quedar escondida. Todos deben conocer de esto tan fascinante que nos convoca para celebrar el Patrimonio'.

En tierras caraqueñas, Papillón se inspiró en un libro llamado ‘L’Astragale’, es decir, el astrágalo, el hueso este del tarso, escrito por Albertine Sarrazin, una muchacha que también había sido delincuente y prófuga, es decir, una vida muy parecida a la suya. El libro fue publicado en 1969 y ha tenido adaptaciones cinematográficas estadounidenses dirigidas por Franklin J. Schaffner y Michael Noer, siendo un éxito en taquilla.