Dotado de una gran sensibilidad humana, una enorme habilidad para la escritura de poemas y amante de la música clásica y latina. Esos son algunos de los recuerdos que afloran entre familiares y amigos al evocar la vida de Edmond J. Yunis T., un destacado hombre de las ciencias que el pasado 7 de junio falleció a sus 93 años de edad en Concord (Estados Unidos).
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Nacido en el seno de un hogar de inmigrantes libaneses asentado en Sincelejo, Edmond siempre mostró –desde sus primeros años de vida– su interés por el estudio y la investigación, logrando convertirse en un científico de renombre mundial que hizo grandes aportes a la Facultad de Medicina de Harvard.
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A nivel internacional, el doctor Edmond Yunis gozó de reconocimiento en la comunidad científica, debido al descubrimiento de un grupo de genes responsables de la histocompatibilidad de los tejidos para trasplantes en el ser humano, los llamados genes clase II.
Cabe destacar que este tipo de genes tienen relevancia para la detección y atención de infecciones de reacción inmunológica, así como para determinar la susceptibilidad genética de una persona para contraer enfermedades.
Su formación académica
Edmond Yunis se graduó como bachiller en el Colegio Nacional de San Bartolomé, ubicado en Bogotá. En 1954 inició su formación como médico en la Universidad Nacional de Colombia.
En este claustro educativo pudo potencializar su vocación científica, así como la pasión por la cultura, las artes y la música, de la mano de tutores de la talla del investigador Georg Dahl y el poeta León de Greiff.
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Una de las experiencias más enriquecedoras en su hacer profesional fue trabajar como médico durante dos años en la selva, donde pudo conocer –de cerca– las limitaciones para el acceso a la salud de diversas comunidades.
Luego de obtener su título profesional, Edmond siguió apostándole a la ciencia y estuvo como interno en el Hôtel-Dieu de Nueva Orleans. Posteriormente realizó su residencia como especialista en patología en las universidades de Kansas y de Minnesota.
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En la década de los 60, este médico ya contaba con una vasta preparación que le sirvió para desempeñarse como científico visitante en el Hospital Infantil de Boston, más exactamente en el área de inmunohematología y transfusión sanguínea.
Poco después se convirtió en el director del Banco de Sangre de los Hospitales de la Universidad de Minnesota. Ahí logró desarrollar un método seguro para las transfusiones de sangre en medio de una cirugía a corazón abierto. También se desempeñó como director de la División de Inmunología en ese centro hospitalario.
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Fue en esta época cuando conoció a Borgui, su compañera durante 58 años y con quien conformó un hogar lleno de amor. De esta unión nacieron David, María, Yoseph y Cristian, quienes se encargarán de mantener vivo su legado.
A mediados de la década de los 70, Yunis se convirtió en profesor de Patología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, una de las más prestigiosas a nivel internacional, así como asumió la jefatura de la División de Inmunogenética en el Instituto de Cáncer Dana-Farber ubicado en Boston, Estados Unidos.
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Cabe destacar que así como Edmond, sus hermanos Jorge, Eduardo, Emilio y José también se han desempeñado como profesionales en distintas ramas de la salud y han logrado consolidar un legado familiar en esta profesión.
Algunos reconocimientos
En noviembre de 2005, el Museo de Ciencia e Industria de Tampa (MOSI) reconoció a Edmond J. Yunis con el Premio Nacional al Científico Hispano, una exaltación por la promoción y respaldo a la investigación científica entre la población joven.
También fue condecorado con la Orden de Boyacá por el Gobierno colombiano, como un reconocimiento a su 'meritoria labor' en beneficio del país y de la humanidad.
Edmond fue miembro de la Asociación Americana de Patólogos, la Asociación Americana de Inmunólogos y la Sociedad Americana de Histocompatibilidad e Inmunogenética. En esta última se desempeñó como presidente entre 1984 y 1985.
Además, se desempeñó como presidente del Comité de Premios de la Asociación Americana de Inmunólogos y fue miembro honorario de la Academia Colombiana de Medicina.
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Su legado
Sus familiares lo destacaron como un padre ejemplar y abuelo orgulloso, que logró convertirse en un mentor y maestro para aquellos que lo acompañaron durante años en su faceta profesional.
Así lo reiteró Edmond Feris Yunis, cónsul honorario del Líbano en Barranquilla, quien no guardó elogios al referirse a sus cualidades humanas y el invaluable aporte que hizo a la ciencia.
'Fue un ser de nobleza especial, cuya trayectoria y logros han sido y seguirán siendo ejemplo para nosotros que siempre vimos en él una fuente inspiradora que nos seguirá guiando, no solo por la erudición científica de un ser excepcional como él, sino también por su gran sentido humanista y trascendente en términos de valoración de la vida humana, lo cual siempre se reflejaba cuando exponía sus hallazgos científicos', dijo su sobrino.
Un mentor excepcional
En su infancia, Edmond J. Feris Cure empezó a sentirse atraído por la ciencia. Fue por eso que, desde los 9 años, se convirtió en un asiduo visitante al laboratorio de inmunogenética liderado por su tío.
'Todos los que conocían a Edmond, al profesor Yunis o tío Edmond conocían su corazón, cuyo tamaño parecía expandirse para acoger a cualquiera que se cruzara en su camino, independiente de su posición', sostuvo el investigador médico.
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Para Feris Cure, uno de los grandes logros en su vida profesional logró desarrollar investigaciones en conjunto con su tío y mentor, las cuales han sido reseñadas por reconocidas revistas científicas del mundo.
'Mi gran inspiración desde muy temprana edad ha sido y sigue siendo mi tío Edmond Yunis. No solo por su erudición científica, sino también por su gran sentido humanista, y en cierto modo trascendente en términos de valoración de la vida humana, lo cual siempre se reflejaba cuando exponía sus hallazgos científicos', tal como lo afirmó en una entrevista a EL HERALDO en 2021.
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La influencia del doctor Yunis fue clave para que Jesús Feris Cure, otro de sus sobrinos, también se decantara por la medicina y actualmente adelanta una especialización en la ciudad de Bogotá.
Por eso no es menor afirmar que el legado que Edmond Yunis deja al mundo continuará presente a través de los conocimientos que logró transmitir a quienes fueron sus aprendices y colaboradores, así como a sus familiares.
