La responsabilidad social que se debe arrojar en el Río Magdalena

Un recurso imprescindible para la supervivencia de los seres vivos. Así se define el líquido que se utiliza diariamente para múltiples actividades. Sin embargo, ¿qué nivel de calidad de agua se posee y qué cantidad de contaminación sufren los ecosistemas?

El resultado de un agua contaminada es igual a un elemento tóxico. Es decir, no se puede ni beber, ni destinar a actividades esenciales como la agricultura. Además, provoca más de 500 mil muertes anuales a nivel global por diarrea y transmite enfermedades como el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis.

Asimismo, de acuerdo con el Informe Nacional de Calidad del Agua para Consumo Humano (Irca), más del 29 % del agua destinada para consumo humano en Colombia representa riesgo para la salud.

Gran parte de esta contaminación se asienta sobre la principal arteria fluvial del país, el río Magdalena, la cual ocupa cerca del 20 % del área del territorio nacional y que de acuerdo con el doctor en Ingeniería Hidráulica y experto del Observatorio del Río Magdalena de la Universidad del Norte, Humberto Ávila, también genera alrededor del 80 % del Producto Interno Bruto (PIB).

'Esto implica que la mayor parte de la población está en la cuenca y por lo tanto, hay una fuerte presión de actividades humanas, las cuales están asociadas con las actividades urbanas donde hay vertimientos de agua residual y vertimiento de basuras'.

Ávila indicó que la problemática ha incrementado durante las últimas décadas como consecuencia del desarrollo económico del país. 'La explotación minera y todas las actividades humanas como la agricultura y ganadería, vienen incrementándose y estos procesos han creado contaminación en el río'.

Continuar con este tipo de acciones pueden producir para el experto que en los próximos 100 años, esta arteria fluvial llegue a unos niveles de contaminación exorbitantes.

'Tenemos que ser muy vehementes con reducir y mitigar los vertimientos de contaminantes al río y por el que debemos trabajar en las próximas décadas'.

Este cuerpo de agua atraviesa las zonas más industrializadas y pobladas del país, lo que hace que reciba una alta carga contaminante proveniente de las ciudades y del sector ambiental.

Así lo expuso el director del Instituto de Estudios Hidráulicos y Ambientales de la Universidad del Norte, Aymer Maturana, quien hizo énfasis en uno de los principales retos que enfrenta esta arteria.

'Además del desafío en cuanto al cambio climático, por el que estamos padeciendo inundaciones y sequías, que también afecta la disponibilidad de agua del río, también hay que tratar el agua residual que se produce en las ciudades. Actualmente eso no se hace de manera satisfactoria. La mayoría del agua se vierte sin tratamiento'.

Dada las características físico-químicas del agua como el tener fuentes de hidrógeno y el ser el disolvente universal por naturaleza tiende a contaminarse muy fácil.

'También están las actividades antrópicas y en el caso de las fuentes hídricas de la región Caribe, entre esas el río Magdalena, estamos hablando entre 30 y 40 millones de personas que tienen que ver con la contaminación que se da al rio, entonces las actividades antrópicas son las que más contaminan las fuentes de agua, pero también los procesos naturales: un derrumbe, erosión, sedimentación, el escurrimiento de las tierras'.

Por su parte, el doctor en Biología, Cesar Tamaris, agregó que el exceso de fertilizantes o de contaminantes orgánicos e inorgánicos que utilizan los pobladores que están asentados a lo largo de las cuencas hidrográficas terminan sobre los ríos y esto afecta a estos ecosistemas.

Las lagunas también son afectadas con esta problemática, una de ellas es la Ciénaga Grande de Santa Marta.

'Tiene un efecto directo porque la actividad se hace prácticamente alrededor alrededor del lago y los vertimientos muchas veces se hacen directamente sobre estos cuerpos de agua y por eso tienen tanto impacto de contaminación'.

De acuerdo con el experto del Observatorio del Río Magdalena de la Universidad del Norte, Humberto Ávila, disminuir los altos niveles de contaminación requiere una responsabilidad social en el que convergen ciudadanía y Gobierno Nacional.

'Hay que garantizar esas medidas y acciones que nos permitan tener esos niveles de sostenibilidad en las próximas décadas'.

Asimismo, el doctor en Biología, César Tamaris, agregó que el compromiso ciudadano es vital para cambiar esta realidad.

'Hay que evitar vertimientos directos. Los que realizan siembra, prácticas de agricultura y la cantidad de fertilizantes.

El uso residual de este recurso es vital para que se eviten este tipo de prácticas.

'El principal mensaje es usar racionalmente el agua en todas nuestras actividades, no excedernos, no desperdiciar y evitar su contaminación, tratar de rehusar hasta donde sea posible, no necesariamente del uso inicial sino también secundarios para tener un mejor aprovechamiento de este recurso. Hagamos uso racional de este recurso', dijo el director del Instituto de Estudios Hidráulicos y Ambientales de la Universidad del Norte, Aymer Maturana.

Ser el cambio que queremos ver en el mundo y acelerarlo es uno de los lemas del Día Mundial del Agua 2023, es por ello que el llamado de la bióloga de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) es a la concientización.

'Es un recurso limitado y aquí el departamento es altamente utilitario de agua, esto quiere decir 11 de los 12 meses del año, lo que llueve, no alcanza para ser almacenado en nuestros cuerpos de agua, excepto cuando tenemos algún fenómeno de variabilidad climática'.

La principal fuente de contaminación de humedales en todo el país son las aguas residuales domésticas, por lo que instó a hacer un buen uso de ellas.

'Nosotros podríamos garantizar mejorar la calidad del agua de nuestro cuerpos de agua a un mediano o largo plazo. Estamos hablando de unos 15, 25 años porque no son soluciones inmediatas y los procesos son lentos para que tengan esa capacidad de recibimiento'.