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(Parte del trabajo 'El paso de 2 jefes de Farc por Barranquilla': vea la otra parte aquí).

Habían pasado seis años y el jefe guerrillero Iván Márquez, alias del caqueteño Luciano Marín Arango, seguía deslumbrado por lo que vivió. Corría el segundo bimestre de 1992, cuando evocó, en el restaurante del Hotel La Trinidad, en Tlaxcala, México, aquella experiencia grata.

'Sabe, yo estuve en su tierra... en una fiesta popular', me dijo. '¡Ah, en el Carnaval! ¿Y cuándo fue eso?', me interesé en preguntarle. A lo que respondió: 'no era Carnaval, fue una fiesta de noche y por todas partes había música y gente divirtiéndose'.

Lo dicho por Márquez apuntaba a una Noche de Velitas. 'Esa es, sí, ¡tremenda fiesta!', asintió. Eso fue en diciembre de 1986 cuando ostentaba el cargo de Representante a la Cámara por el partido Unión Patriótica, UP, elección popular que de la selva llevó al guerrillero directo al Congreso de la República.

En un recorrido nacional, que le organizaron en el movimiento de izquierda afín a las Farc, terminó inmerso, en calles y barrios barranquilleros, en esa ‘batalla’ de alegría colectiva en que se convierte la ciudad cada 7 de diciembre, en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción. 'Eso fue muy bueno. Estuvimos hasta la madrugada en ese tour por La Arenosa', recordó con agrado.

AQUÍ SOLO HAY FIESTA. El anfitrión de Márquez fue el dirigente comunista y docente universitario Ariel Arteta, quien para la época era el presidente departamental de la UP en el Atlántico.
'Me asignaron esa labor y cuando él llegó tuve que decirle que ese día en Barranquilla no se hacía cosa distinta que disfrutar de la Noche de Velitas', dijo Arteta, de manera anecdótica, a EL HERALDO.

Y así fue. Acompañados por escoltas del DAS, salieron en un campero a recorrer la ciudad. Fueron a barrios como El Carmen, San José, La Victoria, La Unión y hasta a Las Nieves.

'La visita fue de sorpresa y nada estaba programado, por lo que llegamos a casa de amigos y hasta familiares', detalla Arteta quien hoy hace parte del Polo Democrático.

26 años después, recuerda que Márquez, acompañado de Lucía Sáenz —joven y esbelta guerrillera que es su compañera—, sintió, por primera vez en muchos años, no el acoso militar por su condición de guerrillero sino el afecto de decenas de barranquilleros que, en aquella madrugada, conoció en su papel de congresista.

'No hay duda de que para Márquez fue muy grato todo aquello', asegura el anfitrión y destaca que 'pudo gozar, en ese momento, de la espontaneidad del barranquillero'. En medio de los tragos y la comida que les brindaban, 'a un recién llegado como él lo trataron, a los pocos minutos, como un amigo'.

Cuando en tres semanas Barranquilla celebre otra Noche de Velitas, Iván Márquez y una treintena de jefes de las Farc estarán en Cuba sentados con el Gobierno Nacional, en un nuevo diálogo para buscar la paz. La gran esperanza del país es que se abran espacios que permitan acabar la guerra.

El deseo es hacer la paz: Santos

Desde Cádiz, España, donde asiste a la Cumbre Iberoamericana, el presidente Juan Manuel Santos aseguró ayer que su Gobierno 'quiere la paz y tiene toda la determinación y voluntad de llegar a un acuerdo' en las negociaciones con las Farc que se inician mañana.

'No será por intransigencia nuestra que estas conversaciones no tengan éxito dentro de un tiempo prudencial', agregó el mandatario. Dijo que abordan el proceso 'con optimismo' y consideró que 'las condiciones están dadas' para poner fin a un conflicto de 50 años. Insistió en que la negociación se guiará por los principios 'de dignidad, eficacia, prudencia y realismo'. Efe

Por José Granados Fernández
jose.granados@elheraldo.co