Jhonny Hoyos "El pasado martes, el exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias fue enviado a la cárcel. Se encuentra detenido en el Cantón Norte.

La decisión del magistrado Orlando Fierro Perdomo, uno de los más respetados juristas que integran la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, de aceptar la solicitud de la fiscal general de la Nación Viviane Morales de imponerle medida de aseguramiento de detención preventiva en establecimiento carcelario al exministro Andrés Felipe Arias, dio origen a una de las consabidas arremetidas del expresidente Álvaro Uribe Vélez contra la Rama Judicial, tal como ha sido su costumbre como Presidente de la República y ahora como exmandatario, cada vez que algún magistrado o juez adopta una decisión que él considera que se afectan los intereses de su gobierno.

La ira de Uribe se hizo sentir mediante una serie de ‘trinos’ en su cuenta de Twitter, que ha terminado por convertirse en su mejor tribuna para defender su obra y también para atacar a quienes considera que atentan contra ella, incluyendo, obviamente, a sus contradictores políticos. Uribe afirmó que el ministro Arias “no se robó un peso del programa Agro Ingreso Seguro”, razón por la cual considera injusta la decisión del magistrado Fierro.

Pero el expresidente fue mucho más allá y llevó el fallo al terreno de su enfrentamiento personal con el expresidente de la Corte Suprema Yesid Ramírez, a quien señaló de ser el padrino no solo del magistrado Fierro, sino del procurador delegado que actuó en la audiencia pública, lo que terminó por “contaminar” la decisión judicial.

La decisión

El pasado 26 de julio, el magistrado Orlando Fierro Perdomo, en una sesuda decisión de más de 30 páginas, que tuve la oportunidad de leer de forma detallada, le notificó al país mediante su lectura en audiencia pública, la imposición de medida de aseguramiento de detención preventiva en establecimiento carcelario al exministro Andrés Felipe Arias, al encontrar que la Fiscalía General logró demostrar la existencia de por lo menos dos delitos, el de celebración de contratos sin el cumplimiento de requisitos legales y el de peculado por apropiación a favor de terceros, y de un principio de responsabilidad de Arias en la comisión de esos delitos. La providencia del magistrado Fierro, deja claro que no juzga la bondad o maldad del programa Agro Ingreso Seguro (AIS), sino exclusivamente la responsabilidad del exministro en los delitos concretos que le imputó la Fiscalía.

El Magistrado valoró, por ejemplo, como indicio grave en contra de Arias que el primer convenio celebrado con el IICA para supuestamente manejar el programa AIS, se haya celebrado casi un año antes de la promulgación de la Ley 1133 de 2007, que creó el Programa.

Es obvio, dice el Magistrado, que esa circunstancia provoca un desmedro anticipado, pues qué parámetros pueden exigirse, de un programa que ni siquiera existía legalmente cuando se firmó ese convenio.

También halló muy sospechoso que el exministro intente desmontarse de su responsabilidad funcional por las orejas de la supuesta delegación.

El Magistrado deja claro que su condición de Ministro le imponía obligaciones de vigilancia y control de las que no podía desprenderse informalmente, para intentar ahora responsabilizar a sus subalternos. En conclusión, la decisión se toma el trabajo de concretarle punto por punto a Arias, las razones de su responsabilidad penal.

El futuro de Arias

Andrés Felipe Arias era, sin duda, el miembro del Partido Conservador con más futuro político en Colombia. A sus escasos 30 años no solo había alcanzado la dignidad de ministro de Estado, sino que ya había hecho parte del exclusivo club de los presidenciables del país.

Todo ello quedó sepultado por la decisión del magistrado Fierro y de la Procuraduría de sancionarlo disciplinariamente por más de 15 años para ocupar cargos públicos. Arias deberá afrontar un juicio en el que podría ser condenado a más de 10 años de prisión, lo que significaría el fin de su ascendente carrera política, porque los delitos que le imputaron tienen que ver con el patrimonio del Estado, y por tanto, de ser hallado responsable, le aplicaría la inhabilidad perpetua que consagra la Constitución para quienes resulten responsables de ese tipo de conductas.

El uribismo queda golpeado de un ala, puesto que Arias se había convertido en su mejor ficha, que ahora pierde, aunque ya electoralmente había sido derrotado por Noemí Sanín, a quien incluso denunció por haber mencionado en la campaña los mismos temas por lo que ahora se le dicta medida de aseguramiento.

La pelea de Uribe

El expresidente Àlvaro Uribe, fiel a su carácter belicista y pendenciero, que tanto gustó en el pasado en algunos sectores del país, salió a respaldar a su exministro más querido, afirmando en primera medida: “Andrés Felipe Arias no robó”.

Tiene toda la razón el ex presidente, pero se hubiera evitado ese trino, si hubiera leído la providencia del magistrado Fierro, o siquiera le hubiera puesto cuidado a la lectura que se hizo en audiencia pública. La media de aseguramiento es por peculado a favor de terceros, eso significa en plata blanca que Uribe tiene razón, Andrés Felipe no robó, es lo que también dice la Justicia.

Pero lo que pasa por alto el expresidente es que si bien su exministro no robo, si dejó que robaran, que es lo que significa un peculado a favor de terceros, pues ese tercero es el que se queda con la plata del Estado, mientras que el funcionario público hace cosas para facilitar ese robo, o deja de hacer las que lo hubieran impedido.

Pero lo peor de la reacción de Uribe es cuando le atribuye al exmagistrado Yesid Ramírez unos poderes de titiritero que estaría detrás de los hilos que dirigirían las actuaciones del magistrado Fierro y del agente del Ministerio Público Eyder Patiño, que respaldó la petición de la Fiscalía. Resulta esquizofrénico y absolutamente ofensivo para el magistrado Fierro y para el procurador Patiño que Uribe los acuse de ser seres sin voluntad y sin criterio, que habrían actuado en contra de Arias solo porque el uno es paisano del exmagistrado Ramírez, y el otro fue su magistrado auxiliar en la Corte Suprema.

Uribe cree que como él no tuvo subalternos sino seguidores fanáticos, todo el servicio público funciona así. Pero Uribe con su actuación, al señalar que los funcionarios son sospechosos de parcialidad judicial, solo por haber tenido alguna relación con Yesid Ramírez, termina haciendo una confesión de parte porque con el mismo argumento podría señalársele a él como responsable de los crímenes que se le imputan a Miguel Narváez, o a Jorge Noguera, o a su protegida María del Pilar Hurtado.

Y queda en el aire una pregunta que es necesario que Uribe responda, ¿cuál es la razón de su obsesión con Yesid Ramírez, y qué conocimiento tiene del macabro rumor que corrió el viernes en todos los medios de comunicación de Bogotá y de Neiva, sobre un presunto atentado contra el exmagistrado Ramírez?

Las reacciones

No hay ninguna duda de que la figura de Andrés Felipe Arias, como álter ego del expresidente Uribe, significaba en los estrados judiciales una gran papa caliente para cualquier juez de la República, y en el mundo político un motivo suficiente para las más diversas reacciones respecto de una eventual detención preventiva suya o de una condena de carácter penal.

Probablemente sea porque la Procuraduría General de la Nación, en manos de un funcionario de la más pura entraña uribista, ya había sancionado disciplinariamente al exministro con una suspensión de más de 15 años por hechos similares a los que originan su persecución penal, o porque, como se queja la defensa del exministro, los medios de comunicación habían creado en la opinión nacional la percepción de la responsabilidad de Arias, o, tal vez, porque por fin el país está madurando en lo que tiene que ver con el respeto a las decisiones judiciales, por todo eso o por alguna de esas razones, es lo cierto, que no hubo reacciones altisonantes de los dirigentes políticos, con excepción de los tradicionales ataques de expresidente Uribe, o de otros exministros de su gobierno, que ahora tienen espacios radiales propios.

Es de destacar la reacción mesurada de los presidentes de los partidos, y de algunos parlamentarios, e incluso la censura que de la actitud del ex presidente Uribe hizo alguien tan simbólicamente valioso como el representante a la Cámara Miguel Gómez Martínez, heredero legítimo dentro del conservatismo del talante de Laureano y Álvaro Gómez.

Por Óscar Montes
Twitter: @leydelmontes

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