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La política exterior de Bolivia tendrá cambios tras los casi 20 años de la izquierda en el poder, con la llegada de un nuevo Gobierno emergente del balotaje en octubre entre el senador centrista Rodrigo Paz Pereira y el expresidente conservador Jorge Tuto Quiroga, que ven prioritario restablecer relaciones con Estados Unidos.

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Paz Pereira lideró la primera vuelta realizada el pasado domingo con el 32,06 % de la votación y Quiroga (2001-2002) quedó segundo con el 26,70 %, según el cómputo oficial del Tribunal Supremo Electoral (TSE), por lo que ambos opositores se volverán a enfrentar en las urnas el próximo 19 de octubre.

El cómputo también ratificó el fin de los Gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) luego de casi dos décadas, lo que también supondrá un giro en la política exterior del país andino, según lo adelantaron tanto Quiroga, como Paz.

Durante la Presidencia de Evo Morales (2006-2019), Bolivia mantuvo cercanía con naciones como Rusia, China, Irán, Cuba, Nicaragua y Venezuela y se distanció de EE.UU., al que el exmandatario acusó varias veces de conspirar en su contra, echando del país a un embajador y a sus agencias de cooperación y antidrogas.

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Bolivia también es parte de bloques como la Unasur, la Celac y la bolivariana ALBA, por la afinidad ideológica de Morales con los gobernantes que impulsaron esas entidades.

Durante el año del Gobierno interino de Jeanine Áñez (2019-2020) cambió la política exterior boliviana, pues la entonces presidenta transitoria suspendió relaciones con Cuba y el Gobierno de Nicolás Maduro, retiró a Bolivia de la ALBA, empezó a tramitar su salida de la Unasur, cerró las embajadas en Cuba e Irán y trató de acercarse a EE.UU.

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Esto fue temporal, pues el Gobierno de Luis Arce revocó todas esas decisiones, retomando los vínculos que fueron cortados o limitados y rompiendo otros, como con Israel, por el conflicto con Palestina.

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El diputado opositor y diplomático de carrera Gustavo Aliaga dijo a EFE que la prioridad del próximo Gobierno debería ser “restablecer” las relaciones con EE. UU., que se mantienen a nivel de encargados de negocios desde 2008.

Aliaga consideró importante esto porque las nuevas autoridades tendrán que viajar al país norteamericano, que es “el principal socio” en organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a los que probablemente se acudirá para afrontar la actual crisis económica.

“Tenemos que tener ya embajador designado (...) Esta es la primera materia para cualquier gobierno que venga. Hay que recomponer las relaciones porque (de lo contrario) no creo que tengamos posibilidad de buscar recursos frescos que puedan solucionar inmediatamente los problemas de Bolivia”, señaló.

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Quiroga dijo en una entrevista con EFE que buscará que Bolivia tenga lazos “con todos los países amigos que quieren hacer inversión y comercio”, lo que implica “reponer relaciones con Estados Unidos desde el primer día” y también con Israel.

El expresidente sostuvo que “Venezuela, Cuba y Nicaragua, las tres tiranías trogloditas totalitarias, merecen tener” elecciones “justas y libres”, como las tuvo Bolivia el pasado 17 de agosto.

Además, espera que su país tenga relaciones “con el pueblo de Venezuela”, pero “de ninguna manera” con Maduro.

Mientras que Paz Pereira señaló a la radio local Fides que también prevé restablecer la relación con Estados Unidos “más ser gobierno”.

Para Aliaga, el nuevo Gobierno también debería “marcar un nuevo rumbo” en los vínculos vecinales, en especial con Chile, con el que las relaciones diplomáticas están rotas desde 1962, salvo un paréntesis de 1975 a 1978, por la falta de solución a la centenaria reclamación marítima boliviana, aunque mantienen consulados generales en La Paz y Santiago.

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El parlamentario mencionó que el Gobierno de Arce no pudo “construir” una era “post La Haya” con Chile, en alusión a las dos causas que enfrentaron ambos países en ese alto tribunal internacional por la demanda marítima y por las aguas del Silala.

Paz Pereira aseguró que “va a reabrir relaciones con Chile porque comercialmente” hay que cambiar las condiciones para que el “flujo económico” entre ambas naciones “sea compartido”.