La gran Movilización Nacional por La Paz se vivió en Barranquilla en clave de tambores, sonidos de cumbia y papayera.
Zanqueros puntearon la multitudinaria marcha, artistas, disfraces, estudiantes y líderes pertenecientes a diferentes fuerzas vivas de la ciudad se tomaron la calle Murillo, que ayer se engalanó con banderas blancas, carteles y pancartas alusivas en un 'anhelo colectivo del silencio de los fusiles y la búsqueda de una reconciliación con justicia social', como lo solicitaban en sus arengas los manifestantes.
Dirigentes sindicales, representantes de los diferentes departamentos de la región Caribe, delegaciones indígenas entre otros, dijeron presente, y cantaron vivas a la Paz, bajo un sol que esta vez se mostró indulgente durante todo el recorrido, que inició en la carrera 21 con Murillo a las 10:000 a.m. y desembocó en la Plaza de la Paz al medio día.
JUSTICIA SOCIAL
'Estamos marchando para que se silencien los fusiles, para apoyar el proceso de paz. Queremos que se logre una paz con justicia social, que de verdad todos los colombianos menos favorecidos accedan a la educación, empleo, vivienda, salud y el bienestar social en general', aseguró Jesús Tovar Castro, secretario de derechos humanos de la Federación de Trabajadores Públicos al Servicio del Estado.
Esta manifestación colectiva, que coincidió con la conmemoración del Día Nacional de las Víctimas del Conflicto Armado, se llevó acabó en las principales ciudades del territorio colombiano.
Con cerca de 7 horas de viaje por carretera a cuestas, unos 44 representantes del resguardo indígena San Francisco, del municipio de Barranca en La Guajira, llevaron acabo en medio de la marcha, sus expresiones culturales ancestrales. Forradas con sus mantas típicas un grupo de 5 mujeres danzó en plena Murillo, el tradicional baile de la Chichamaya.

Clic en la imagen para ver galería
'Apoyamos esta marcha porque queremos vivir en paz en nuestros territorios, que nuestros hijos no tengan que sufrir la guerra', indicó Luci Epiayú, hija de Francisco Ipuana, una autoridad tradicional de su resguardo.
Acompañado por una banda papayera que tocó aires sabaneros, el gobernador, José Antonio Segebre, también marchó y manifestó su apoyo a la paz de los colombianos.
'La mayor justicia que los colombianos podemos hacer con los hijos y los hijos de los hijos de las víctimas es hacer la paz. Esa es la verdadera justicia', afirmó el mandatario de los atlanticenses.
La ciudad de la paz
Nicolás Petro, hijo del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, dijo que los colombianos le están cumpliendo a la paz. 'Barranquilla se tiene que convertir en la ciudad de la paz y el posconflicto. Esta asistencia masiva lo demuestra', afirmó.

Clic en la imagen para ver galería
Arturo Beltrán, de la etnia Wiuwa, viajó con una delegación desde el corregimiento Las Palmas, municipio de Riohacha La Guajira, indicó que su pueblo anhela la paz porque quiere un mejor vivir en esta nación azotada por la violencia. 'Pedimos más atención en salud y educación, que nos ayuden con maquinaria y logística para sembrar nuestro pan coger', concluyó.