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El escenario paisajístico del Vía Parque Isla Salamanca enfrenta el riesgo de verse afectado por intereses portuarios, los cuales son solicitados por empresarios y la Alcaldía de Sitionuevo (Magdalena).

La pretensión de usar la zona de la margen oriental del río, desde el actual puerto de Palermo hasta Bocas de Ceniza para ubicar puertos, sin tener en cuenta las múltiples funciones que cumple este ecosistema, podría alterar el equilibrio en esa área que está bajo la declaratoria Ramsar desde 1998.

Por las tardes, la calma de Salamanca es acompañada por el trino de las aves. Desde las copas de los mangles, a unos 10 metros de altura, más de 200 especies de pájaros que llegan a este ‘aeropuerto internacional’, canturrean mientras toman un descanso para continuar con su viaje migratorio por el continente. (click para ver una galería del Parque Isla Salamanca)

Bajo las copas, entre las raíces de los mangles hay una ‘sala cuna’ de peces. Estos, luego de crecer allí, constituirán el sustento de comunidades para las que la pesca y venta de especies de río son su principal actividad socioeconómica.

Para Patricia Saldaña, directora del parque, tal área de protección es sustento para el desarrollo porque regula y mantiene en equilibrio el sistema que permite también las actividades industriales.

La variedad de especies es determinante para la función ecológica del área de reserva.

Explica que si la isla es deforestada y rellenada con sedimentos para la construcción de puertos en su ribera, Barranquilla se vería expuesta a desaparecer.

'Si no está esa barrera, ante el invierno podría inundarse, ante huracanes podría verse arrasada. Sin esto, ¿qué expectativa de vida podría haber en esa ciudad? No podría ser habitada', asegura ella con tono de preocupación.

Función ecológica

Es así como esta isla, de las que 56.200 hectáreas son de reserva natural (28.000 corresponden a plataforma continental), compone un laboratorio de vida que es posible a partir de la presencia del mangle, el anfitrión de la casa.

Este arbusto conforma en el sector un amplio bosque pantanoso que absorbe dióxido de carbono para producir oxígeno y que protege de huracanes los cascos urbanos circundantes, tsunamis e inundaciones, según comenta Andrés González, biólogo de Parques Nacionales Naturales.

Según cifras de Parques Nacionales, al sector llegan 200 especies de aves.

González dice que la altura de los mangles, constituyen un obstáculo para que avancen los vientos, por lo que suele reducir la velocidad de estos.

Además, estas plantas limpian las aguas de metales pesados como el mercurio, según reportes del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar). Lo que contribuye a reducir el nivel de concentración de este componente que suele ser consumido por los humanos al alimentarse de peces que han tenido contacto con el químico.

Influencia en la arenosa

La presencia de esta área de reserva, a cuatro kilómetros de Barranquilla, la convierte en una vecina insustituible para esta ciudad de 1.386.865 habitantes, en la que 'existe contaminación ambiental por el exceso de ozono, gases industriales, mecánicos, avisos luminosos y puertos carboníferos', de acuerdo con el informe del Plan de Salud Territorial Distrito de Barranquilla 2012-2015.

Entre los mangles crecen diferentes especies de peces de río, como la lisa.

Saldaña afirma que la isla compone un sistema y, en consecuencia, 'todas sus partes están conectadas'. Ella relata que 37.5 hectáreas de mangle han sido arrasadas en este 2014 por cuenta de los nueve incendios han ocurrido en la zona de reserva.

Aunque comenta que los impactos no pueden ser medidos inmediatamente, señala que en unos años será visible la afectación.

Recuerda que un ejemplo de esto es la mortandad de mangles ocurrida hacia la década de los 80', como consecuencia de la construcción de la carretera que comunica a Atlántico con Magdalena y que atraviesa Ciénaga. 'Esto ocurrió casi 30 años después de haber sido construida la vía, pero fue consecuencia de su elaboración'.

En la zona de reserva hay cuatro tipos de mangles que dan variedad al ecosistema.

El precio del desarrollo portuario

Hacia 1998, el entonces ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Eduardo Verano De la Rosa, realinderó y amplió la zona de reserva natural y cedió al municipio de Sitionuevo un sector por la margen oriental del río que hoy es ocupado por empresas portuarias y que antes hacía parte de la reserva.

La presencia de estas han cobrado su precio ambiental sobre el ecosistema. Un caso fue protagonizado por la empresa Retramar, la cual pertenece al Grupo Coremar, hacia el 2007.

En ese año, la empresa inició la primera fase de la construcción de su puerto en una zona de Palermo. Empero, esta fue sancionada en 2009 por la dirección de licencias, permisos y trámites ambientales del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo, a través de Resolución 0177 del 3 de agosto de 2007.

Todo obedeció a que la Unidad Administrativa Especial de Parques Nacionales Naturales formuló pliego de cargos contra la empresa al 'causar modificaciones significativas del ambiente o de los valores naturales de las distintas áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales', por construir una obra hidráulica al interior de la reserva.

Pese a que la empresa citada presentó recurso de nulidad contra esta acción jurídica, en mayo de 2009 el Ministerio ratificó su fallo a favor de Parques Nacionales con la Resolución 0926, con la que sancionó a Retromar a que pagara la suma de $26 millones y a que realizara trabajos de restauración del ecosistema.

Lo anterior es un antecedente que pone en alerta a las directivas del mismo parque, las cuales saben el impacto ambiental que sufriría la reserva con la intervención portuaria en la margen oriental del río, hecho que también podría afectar a Barranquilla al ser vulnerado su escudo.