Priscila Sand, una mujer argentina, ha denunciado públicamente que fue víctima de secuestro, violencia física, sexual y psicológica durante casi dos años en México a manos de su esposo, Salvador Zubirán Rabay, a quien describe como un hombre con amplio poder, influencias judiciales y protección institucional.
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El testimonio de Sand, difundido a través de su cuenta de TikTok, expone no solo un caso individual de violencia extrema, sino también un caso de corrupción y complicidad que ha permitido que su agresor continúe libre a pesar de múltiples denuncias previas.
“Estuve ausente de las redes por casi dos años porque mi esposo me tenía secuestrada”. Cuenta que su relación con Zubirán comenzó en julio de 2023. En un principio, él se presentó como un hombre educado, amable y confiable. Sin embargo, en cuestión de semanas, ese comportamiento cambió drásticamente.

Sand relata que intentó escapar por primera vez en octubre de 2023 para regresar a Argentina, pero fue interceptada por Zubirán, quien la amenazó a ella y a su familia, obligándola a regresar con él.
A partir de ese momento, relata que su vida se transformó en una prisión cuidadosamente controlada. Vivía en una casa con cámaras, micrófonos, sensores de movimiento y hasta nueve escoltas armados que respondían exclusivamente a su esposo.
“El control era absoluto, no podía salir sin permiso, ni siquiera si su hijo de nueve meses se enfermaba. Estaba atrapada. Salvador ya estaba construyendo un cuarto de pánico para encerrarme. Esa fue la señal de que debía escapar”, relató.
La violencia que denuncia Sand no fue solo física. Según su relato, fue sometida a violencia sexual, vicaria y farmacológica, pues Zubirán presuntamente le administraba medicamentos obtenidos con recetas del hospital usando el nombre de su abuelo.
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Además, Sand fue obligada a tatuarse tres veces el nombre de su agresor en el cuerpo como forma de control y sometimiento. Asegura que otras víctimas anteriores también fueron tatuadas con su nombre.
El 15 de abril de 2025, tras meses de aislamiento y constantes intentos fallidos de pedir ayuda, incluso a su hermana gemela, que no pudo ayudarla por miedo, Sand logró contactar a una amiga de confianza.
Juntas planearon una fuga. Ese día, con su hijo en brazos y un bolso con algo de ropa, huyó del lugar. Fueron perseguidas por un escolta armado, pero lograron escapar.
Ese mismo día, Sand acudió a la Fiscalía Antisecuestro de México, donde presentó una denuncia formal, acompañada de pruebas documentales y testimoniales. Sin embargo, hasta la fecha de publicación de su testimonio, Salvador Zubirán Rabay continúa en libertad.
Uno de los aspectos más alarmantes del relato de Sand es la presunta protección institucional que rodea a su agresor. Ella asegura que Zubirán presume de tener vínculos con jueces, fiscales y miembros de la policía. “Ha comprado jueces, policías de investigación y ministerios públicos. Manipula denuncias, inventa pruebas y usa sus contactos para perseguir a sus víctimas”, afirma.
Según Sand, su suegra, suegro, cuñada y la esposa del padre de Zubirán eran plenamente conscientes de los abusos y agresiones, pero nunca intervinieron. Algunos habrían presenciado directamente los episodios de violencia.
Además, su agresor habría interpuesto una denuncia por violencia familiar contra ella y activado una alerta Ámber para retener a su hijo en el país, a pesar de que, según Sand, fue ella quien protegió al niño de un entorno violento.

Desde su escape, Sand y su familia en Argentina han recibido amenazas constantes desde números desconocidos. Asegura vivir aterrorizada, pero decidida a seguir denunciando públicamente para evitar que otras mujeres sufran lo mismo.
Salvador Zubirán Rabay también tiene otras víctimas
Tras la publicación de su historia, otras mujeres comenzaron a romper el silencio. Entre ellas, destacan Ximena Oteriza, quien asegura haber estado secuestrada por Zubirán Rabay durante un año y medio, y la actriz argentina Laura Vignatti, radicada en México, quien en 2023 ya lo había denunciado en redes como su agresor.
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Laura compartió imágenes con su rostro y cuerpo visiblemente golpeados. Declaró que fue víctima de violencia física severa, emocional y psicológica, y acusó a una jueza de protegerlo judicialmente.
Por su parte, Ximena afirma que, desde su escape en junio de 2022, no ha podido volver a ver a su hija. Estas mujeres denuncian no solo al agresor, sino también a su entorno familiar y judicial, al que señalan como cómplice. Según ellas, existen más víctimas en silencio y una red de encubrimiento que garantiza la impunidad de Salvador Zubirán.
“Desde mi escape, mi familia recibió amenazas y fue acosada desde diferentes teléfonos, día y noche. Sé de otros casos, todas vivieron lo mismo. Lo escuché planear la muerte de Laura. Su papá sabía y lo apoyaba y hablaban con una jueza que llamaban la maestra y los ayudaba a ganar sus procesos penales. Fui testigo de cómo manipulaba las denuncias, inventaba pruebas y usaba sus contactos dentro de la policía para perseguir a sus víctimas. Lo hizo con Laura y ahora lo intenta hacer conmigo”, relató.
La Cancillería argentina confirmó que el Consulado argentino en México está en contacto con Priscila Sand y su familia, brindando acompañamiento legal y emocional. También señalaron que se mantiene una coordinación activa con su abogado para garantizar la seguridad de Sand y su hijo.
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No obstante, hasta ahora, no hay información oficial sobre órdenes de detención, medidas de protección ni avances procesales contra Zubirán Rabay.
“Por las mujeres que ya no están. No podemos seguir callándonos. Que ninguna más viva lo que yo viví”, concluyó Sand en uno de sus videos, con un llamado urgente a la difusión pública, la presión internacional y la movilización social.
