La película que hicieron los estudiantes
En Palenque, Santa Marta y Cartagena se rodó la cinta ‹Vasilisa la palenquera›, de la directora guajira Alena Wohlwend. En una reunión previa a la cancelación del Ficci, los estudiantes que participaron en la producción hablaron de la película que alcanzó a estrenarse la noche del 12 de marzo.
Sentados en el suelo de la galería del segundo piso del Palacio de la Proclamación de Cartagena de Indias, un grupo de egresados y estudiantes del programa de Cine y Audiovisuales de la Universidad del Magdalena, con edades entre los 20 y 25 años, se reunió a hablar sobre la película en la que participaron y que alcanzó a hacer parte de la muestra de los barrios del evento cinematográfico con más ediciones en Latinoamérica (no el más antiguo del continente, como se ha dicho, que es el Festival de Cine del Mar Plata).
En medio del grupo estaba Alena Wohlwend Alvarado, directora de dicha película, Vasilisa la palenquera, rodada en 2019 a lo largo de tres meses en escenarios de San Basilio de Palenque, Cartagena y Santa Marta.
La historia tiene su origen en un cuento ruso titulado Vasilisa la sabia, el cual Alena, según dice, llevó al Palenque y que trata sobre «una muñeca rubia» que decidió convertir en «una muñeca oscura». Cuando se le pregunta de qué trata la película, la directora nacida en la Guajira y residente hace casi 20 años en Suiza le pasa la palabra al asistente de dirección del equipo.
Se trata, en líneas generales, de la historia de una mujer, Dayana, que de niña se marcha de Palenque tras la muerte de su madre y queda al cuidado de su madrina. La niña, en su nuevo espacio, corre peligro por un tío que quiere abusar de ella. Una tía le entrega una muñeca y le recomienda irse a Cartagena, donde tiempo después se enamora de un boxeador con quien tiene una conflictiva relación.
De acuerdo con la directora, la historia trata de reunir el significado de la presencia de Palenque en Cartagena y varios de sus «tópicos» conocidos: las palenqueras, el boxeo, la migración de la comunidad en la ciudad, los dulces, el baile, la música (en la cinta suena una canción palenquera, To ane lo memo, que significa «todos somos iguales»). También homenajea la figura de Benkos Biohó, conocido líder que en el siglo XVII encabezó la rebelión de esclavos cimarrones a favor del pueblo de Palenque.
En total, en la producción participaron unos 35 jóvenes. En el Palacio de la Proclamación estaban Andrés Espitia, encargado de la fotografía; Víctor Bustamante, coordinador de producción; Alejandro Rodríguez, también coordinador de producción y asistente; Osvaldo Mercado, asistente de producción y logística en Cartagena, y Mariano García, director de fotografía.
La idea de trabajar con profesionales o estudiantes en formación la tuvo la directora luego de leer que el director italiano Giuseppe Tornatore trabajaba con alumnos de último semestre, justificando que la gente del cine era «terca» mientras que los estudiantes «daban energía y era gente fresca», dice Alena. A partir de ello decidió reunir estudiantes para que trabajaran en la producción que cuenta con un único actor profesional, Jair Romero, el resto son naturales u originarios de los lugares donde se grabó.
Suspensión
Hacía unas horas que el alcalde de Cartagena, William Dau Chamat, había anunciado la suspensión definitiva de la edición número 60 del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, el viernes 13 de marzo, dos días después de dar inicio a su programación.
A las 3:40 p.m., minutos después de la reunión con los estudiantes y la directora en la galería del Palacio, las directivas del evento convocaron una rueda de prensa para anunciar oficialmente el fin de toda la programación del Festival, lo que incluía la muestra de Cine en los Barrios donde esa misma noche se proyectaría Vasilisa la palenquera, en el barrio La Candelaria.
El grupo de estudiantes, que lamentó la cancelación, dijo sentirse satisfecho por asistir al evento de estreno la noche anterior en Caracoles. Allí sintieron que los encuentros y viajes a los escenarios de la película, y los diálogos vía telefónica desde Suiza a Cartagena que a veces entorpecían la comunicación, recibían una recompensa con la respuesta cálida del público.
