Orgulllo. No puede ser otra la sensación que embarga a las barranquilleros por tener de nuevo, y por segundo año consecutivo, a nuestro querido Junior en la final de la Liga, un logro que ratifica la calidad de nuestros futbolistas, la seriedad del proyecto deportivo y la capacidad que el equipo ha tenido para sobreponerse a las dificultades.
Porque no han sido pocos los obstáculos que el Junior ha debido enfrentar durante este semestre. Luego de celebrar la octava estrella, las expectativas generadas con la llegada del nuevo cuerpo técnico y de varios refuerzos de renombre se fueron diluyendo en el camino: el equipo no encontraba el rumbo, se vinieron las eliminaciones de los torneos internacionales y, a pesar de que la clasificación al grupo de los ocho semifinalistas no estuvo en riesgo, los pronósticos no eran del todo optimistas en cuanto a la clasificación a la gran final.
Sin embargo, cuando muchos daban por descontado que no había energías ni ánimos para pensar en otro título, el Junior, una vez más de la mano de Julio Comesaña –el resucitador de oficio de los rojiblancos–, demostró, como tantas otras veces, que está hecho de la madera de los campeones.
Y aquí estamos, a 90 minutos de alzar la novena ante el difícil Deportivo Pasto, un conjunto aguerrido y disciplinado, que nos la puso difícil en el partido de ida en el Metropolitano, y que promete seguir dando batalla a los vigentes campeones.
El partido de esta noche en Bogotá será a todo o nada. Por un lado, los locales pastusos tratarán de revertir la ventaja que perdieron en Barranquilla, obligados a proponer, a apostarle a un juego de ataque al cual renunciaron en el juego del sábado; por su parte, el Junior tendrá la oprtunidad de mostrar su juego vistoso y dinámico con más libertad y espacios.
Cualquiera que sea el resultado, esperamos que la final sea digna de los dos mejores equipos de Colombia, disputada hasta el último segundo y hasta la última gota de sudor, y que ambas hinchadas agradezcan el esfuerzo y la entrega puestos en la cancha por ambos contendientes.
Por supuesto, confiamos en que prevalecerán la calidad, el talento y la valentía de los jugadores del Junior, y que esta noche regresarán a casa con la novena estrella palpitando en sus corazones. Ellos saben que si hay algo de los cual los barranquilleros nos sentimos orgullosos es de su mística, su esfuerzo y su lealtad.
Que haya suerte esta noche. Que haya goles, imaginación y buen fútbol. Quienes queremos tanto a nuestro equipo, estaremos alentándolos hasta el minuto noventa, demostrándoles que en sus piernas está una parte importante de lo que somos y de lo que queremos seguir siendo.