En pocos años Didier Drogba podría convertirse en presidente de Costa de Marfil ¿Por qué no? Detuvo una guerra, integró la Comisión de Reconciliación y Verdad de su país para la terminación de la guerra civil de cinco años, logró desaparecer a fuerza de goles las fronteras raciales, la xenofobia de una nación que destinaba al despeñadero al país rico en cacao.
El primer acto de paz entre el norte, Abiyán, y el sur, Bouaké, lo hizo en el estadio de Bouaké el 3 de junio de 2008 con un partido de clasificación a la Copa Africana de Naciones entre Costa de Marfil y Madagascar, con triunfo final para los primeros de 5 por 0 en el que todos regresaron a casa sin la zozobra de los francotiradores.
A Didier Drogba la vida de le debe un Premio Nobel de la Paz y el fútbol, un lugar más cercano al olimpo de los mejores del fútbol mundial, como aquel selecto grupo de los que ganan un mundial.
El africano es toda una personalidad. Hizo un esfuerzo por hablar en español durante una conferencia con niños y adolescentes de varias fundaciones del país.
'Un saludo a la Guajira', dijo Drogba en una muestra de empatía con su auditorio cuando le pidieron saludar a esta región del país. Jugó al fútbol en las playas de El Laguito. Vio un partido de ‘Rugby Seven’ que ganó el equipo guajiro de ‘Cactus’ mientras se hacia una ‘selfie’ con su alteza el príncipe Alberto II de Mónaco y la canciller María Ángela Holguín.
'Es un privilegio de pocos lo que los niños de Colombia y de estas regiones marcadas por la violencia han tenido la oportunidad de vivir en la mañana de hoy, demostrando que es posible que cualquier niño en Colombia pueda jugar al fútbol con Didier Drogba', señaló Joel Bouzo, presidente de la organización ‘Peace and Sport’ que exaltó en diciembre del año pasado el programa de Diplomacia Deportiva y Cultural de Colombia como la mejor iniciativa gubernamental en favor de niños en condición de vulnerabilidad y de lugares en conflicto.
'Me enamoraron las historias de los chicos colombianos en Mónaco. Verlo poder viajar a un lugar tan especial como el principado al que muy pocos van. Incluso, ni yo que vivo en la propia Francia había tenido la oportunidad de hacerlo (risas). Sus historias fueron maravillosas y poder ayudar a este país que me ha recibido de una manera muy especial es un tremendo honor. Me sentí muy afortunado de poder jugar al fútbol con los chicos colombianos en la playa', contó el excapitán de los ‘Elefantes Naranja’ africanos.
La victoria por 27-0 del equipo guajiro ‘Cactus’ sobre ‘Armadillos’ de Tierralta (Córdoba) bajó el telón de una tarde llena de largos protocolos en la Base Naval de Cartagena hasta donde llegó la máxima autoridad del principado de Mónaco a respaldar la iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia y subrayar la importancia de seguir ayudando a Colombia en su proceso de darle cuerpo a la paz, en este caso, a través del deporte como herramienta efectiva para hacerlo.
'Los valores del deporte trascienden las barreras, los deportes unen a las personas de forma muy maravillosa y será una parte importante en la educación de nuestros hijos, jugando o practicando algún deporte. Lo que uno aprende de una actividad individual o colectiva es de mucho valor a nivel personal en cuanto a las experiencias que nosotros pudimos vivir', comentó Alberto II de Mónaco hablando de su experiencia personal al haber practicado varias actividades deportivas formales y recreativas.
























