No sé qué pasará de ahora en adelante. Tal vez Junior no clasifique a los octavos de final de la Copa Libertadores y ni siquiera se quede con el cupo a la Copa Sudamericana. De pronto ratifica su buen momento, lo refleja en la tabla y sigue avanzando en el principal torneo continental. Ojalá, ha hecho méritos.

El Grupo D de la Copa Libertadores ha resultado bastante apretado y reñido. Cualquier cosa puede pasar en la última fecha. Ya veremos. No tengo bola de cristal. Esperemos el desenlace del cuadrangular. El futuro es incierto.

Analizando lo que ha ocurrido hasta ahora, lo que sí se puede decir con toda certeza y total confianza es que Junior está jugando bien. No se necesita una pitonisa para observarlo, un profesor de física cuántica para demostrarlo, es claro y evidente. Innegable.

Hay que reconocerle a Luis Amaranto Perea y a sus dirigidos que a los resultados, algo que ya les había destacado en esta columna, le han agregado buen juego, dinámica, agresividad, intensidad, ataque, opciones.

El Junior que ha venido jugando desde la victoria 3-1 ante Santa Fe, en el primer duelo de los cuartos de final de la Liga, es otro más compacto, colectivo y sólido. Ya no es el mismo que gana, pero deja dudas, el que suma puntos, pero resta fútbol.

El de ahora, desde el 3-1 ante Santa Fe, ha ganado dos partidos, ha empatado cuatro y ha perdido solo uno, pero siempre ha mostrado una idea de juego, un estilo, una identidad.

Ya nadie puede decir que “Junior no juega a nada”. Independiente de las bajas que se han presentado, jugó siempre con la misma propuesta osada y ofensiva, sin atrincherarse, sin parquear el Transmetro, sin ‘táctica del murciélago’ (colgado del travesaño). Procuró jugar de tú a tú de local y de visitante, en la Liga y en la Copa, ante Santa Fe y contra River.

Frente a Fluminense venció y convenció a pesar de las importantes bajas y los nombres de una titular de la que pocos (por no decir nadie) esperaba mucho.

Poco a poco, Perea ha venido demostrando que sí puede cuajar un equipo. Ojalá redondee lo que ha logrado futbolísticamente avanzando en la Copa (cosa que no veía tan posible, pero estará en la pelea hasta el final) y logrando el título de la Liga (meta que siempre he visto factible). Por lo pronto, Junior ya tiene identidad una identidad.