La pasión por el béisbol sigue encendida en el Caribe colombiano. Sí, el fútbol, como sucede en gran parte del mundo (hasta en un país tan beisbolero como Cuba ha pasado, tuve la oportunidad de verlo de cerca), con partidos de mañana, tarde y noche, absorbe tanto la atención que el resto de deportes terminan en segundo plano. Indiscutiblemente el balompié es el más popular del planeta y con eso no se debe pelear.

Sin embargo, se ha demostrado que en la región norte del país, la pelota caliente, en medio de la ‘futbolitis,’ se mantiene viva y no está en peligro de extinción si nuestros peloteros siguen siendo protagonistas al más alto nivel (este año hubo 10 en Grandes Ligas), si equipos con la bandera colombiana continúan apareciendo en eventos como el Clásico Mundial (donde se hizo un decoroso debut en 2017) o la Serie del Caribe, en donde una novena criolla (Gigantes o Vaqueros) intervendrá este año por primera vez en la historia.

Mucho menos se extinguirá si se expande más la siembra del semillero de este deporte en todo el territorio nacional (increíble que no haga parte de los Juegos Intercolegiados ni siquiera a nivel local), y si se mantiene en perfecto estado un escenario como el Édgar Rentería “que ha cambiado la imagen de nuestro béisbol”, como dijo el presidente de la Federación Colombiana, Jimmy Char.

Da gusto visitar el coloso del barrio Montecristo. Es cómodo, agradable, atractivo, divertido. Lo único malo es la falta de parqueaderos en sus alrededores. ¡Qué hermoso se veía el sábado en el primer juego de la final entre Vaqueros y Gigantes! Estaba repleto hasta las banderas.

Lástima el sobrecupo y las personas que se quedaron afuera por fallas en la organización, que se corrigieron muy bien en el juego de ayer, donde el ingreso y toda la logística resultó muchísimo mejor. Asistió más gente que al partido de fútbol entre las selecciones sub-23 de Colombia y Bolivia en el Romelio. Lástima también que la gente se haya animado a asistir masivamente al recinto peloteril desde el vibrante playoffs Caimanes-Gigantes y no durante la temporada regular.

De todas formas, qué bueno que se alcanzó a propagar de nuevo la fiebre de béisbol.