Char, Petro y CIA ilimitada
Solo nos falta a los propios costeños ser conscientes de que las candidaturas de Petro y Char, nos pertenecen. Por supuesto, ellos mismos deben comprender que se deben al pueblo costeño. De suerte, por qué no pensar en una unión entre estos dos líderes, cada uno con sus costalitos de críticas al hombro.
Intento presentar una visión distinta de dos de las precandidaturas costeñas a la Presidencia de la República más exitosas en la actualidad. Asumo el riesgo, consecuente con la actual polarización de la campaña, para que “pseudos analistas políticos” me descalifiquen, mienten la madre y me califiquen como otro de sus pares, pero más loco y corrupto.
Si hay algo comprobado en la actual coyuntura política es que se confirma fehacientemente que en Colombia no hay partidos políticos en su concepción más objetiva. Asistimos al escenario de campaña eminentemente de coaliciones de partidos, movimientos políticos y grupos significativos de ciudadanos, que se coaligan para tener una opción de poder, debido, entre otras razones, a su propio descrédito ante la opinión pública.
Es por ello, que los partidos dejan libres a sus copartidarios para votar por quien ellos quieran, incluyendo la posibilidad absurda de sufragar hasta en contra de los candidatos de su propio partido.
El espectro político ha sido acomodado o mejor reducido a un tema simplista de campaña: izquierda, centro y derecha. Desde la teoría política y su praxis en el mundo, lo que se dice es izquierda en Colombia, lejos de ser comunismo, es realmente un liberalismo social; el centro vendría a ser una especie de opinión pública libre y alternativa frente a partidos tradicionales; y, la derecha es sin duda el conservadurismo rancio.
Sin embargo, este espectro se utiliza, con doble moral, solo con el objeto de macartizar al opositor, mentir, meter miedo y señalar de corrupto, en la mayoría de las veces sin fallo condenatorio, como estrategia burda de manipulación de la opinión.
Lo único que constituye antecedente judicial en el planeta son los fallos judiciales en firme dictados en última instancia por los jueces. De modo que en la actual campaña todos los candidatos no tienen antecedentes judiciales. Es decir, aún teniendo procesos vigentes gozan de la presunción universal de inocencia.
Ahora bien, si tenemos en cuenta que Rafael Núñez, fue el último presidente costeño, (1880-1882), las candidaturas de Gustavo Petro y Alejandro Char, representan una posibilidad cierta de volver un representante de la Costa Caribe al solio de Bolívar.
Se trata de una oportunidad de oro para vencer al triángulo de oro: Bogotá, Cali y Medellín, tan excluyente como miserable históricamente con el Caribe, convencido equivocadamente de la falta de liderazgo del costeño.
Solo nos falta a los propios costeños ser conscientes de que las candidaturas de Petro y Char, nos pertenecen. Por supuesto, ellos mismos deben comprender que se deben al pueblo costeño. De suerte, por qué no pensar en una unión entre estos dos líderes, cada uno con sus costalitos de críticas al hombro.
No es difícil pensar en la andanada de epítetos de alto calibre de todos los sectores del país cachaco. Pero tampoco, es imposible tenerla como una posibilidad demoledora, de ganar unas elecciones anheladas por el pueblo de la Región Caribe.
Char, Petro y Región Caribe Ilimitadamente. ¡Quién dijo miedo!
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