Los Juegos Olímpicos siempre destacan la desigualdad, no solo en Colombia, sino en el mundo. Sin embargo, en medio de estas disparidades, nuestros deportistas han demostrado una disciplina y determinación dignas de oro. Cada uno de los colombianos que asistieron a los juegos merecen una mención especial por sus logros y su capacidad de superación.
En Colombia, más que en cualquier otro país, deberíamos tomar el deporte en serio. El fomento del deporte no solo podría elevar el nombre de nuestra nación, sino también ofrecer a los niños, niñas y adolescentes, una alternativa a la delincuencia, inculcándoles disciplina y un camino hacia grandes logros.
La diferencia en la preparación de los deportistas colombianos respecto a otros países, como Estados Unidos, no es solo cuestión de infraestructura. Desde lo más básico, como la alimentación entre los deportistas, existen enormes diferencias. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, nuestros deportistas muestran cualidades admirables: disciplina, coraje, determinación y resiliencia. A estos atributos, en el caso colombiano, se les suma la capacidad de prepararse con las uñas, muchas veces en medio del conflicto armado, la escasez y sin apoyo institucional.
El Estado Colombiano ha priorizado ciertas áreas sobre otras, dejando el deporte en un segundo plano. No obstante, el desarrollo del deporte es esencial, no solo para destacar internacionalmente, sino para el desarrollo integral de la sociedad. Invertir en el deporte significa invertir en un futuro más promisorio para nuestros jóvenes, ofreciéndoles un camino de superación y alejándolos de la violencia y la criminalidad.
Un ejemplo de esta dedicación y esfuerzo es Ángel Barajas, quien en estos Juegos Olímpicos ganó la medalla de plata en barra fija, siendo la primera vez que Colombia se destaca en esta disciplina. El día de ayer, Yeison López también se colgó la medalla de plata en levantamiento de pesas, alzando 200 kilos y la sorpresiva medalla de plata en las pesas de Mari Leivis Sánchez . Sus logros, conseguidos con sangre, sudor y lágrimas, son un testimonio del potencial y la determinación de nuestros deportistas.
Más allá de ganar medallas, el simple hecho de representar Colombia y haber clasificado junto a los más grandes deportistas del mundo, los hace digno de toda nuestra admiración. Nuestros deportistas merecen no solo reconocimiento, sino también un mayor apoyo y recursos para que puedan alcanzar sus sueños y, con ellos, inspirar a todo el país y a las nuevas generaciones para que sigan sus pasos. Es hora de que Colombia valore y fomente el deporte como una herramienta esencial para el desarrollo y el bienestar de su sociedad.