Ustedes dirán que soy intenso con esto de las conmemoraciones pero es que marzo tiene unas que vale la pena destacar, en especial los sábados, porque cada uno tiene su cuento, como este último del mes en que se celebra desde 2007 La Hora del Planeta, un acto que consiste en un apagón eléctrico voluntario en el que se le propone a hogares y empresas que apaguen lo no indispensable por el lapso de una hora que va de las 20:30 a las 21:30, con el fin de crear conciencia acerca de la innegable presencia del cambio climático y la urgente necesidad de tomar medidas en este sentido. Fue creada por la World Wide Fund for Nature (WWF).
La primera se celebró en Sidney, Australia, el 31 de marzo de 2007 entre las 19:30 y las 20:30 y se convirtió en un movimiento mundial que ha involucrado a líderes de los países comprometidos, quienes lanzan la consigna de ahorrar energía, disminuir las emisiones contaminantes y disminuir la contaminación lumínica. Es claro que apagar las luces durante una hora no va a evitar el daño ya hecho ni prevenir consecuencias climáticas adversas, pero sí debe crear conciencia para que podamos ser responsables con nuestros actos a favor o en contra del planeta, por lo que se están creando estilos de vida que sean sostenibles proyectados a la conservación de los recursos naturales, los bosques y los océanos.
Lo preocupante de este lado del mundo es que, por razones de una pandemia, estamos en el medio de un carnaval atípico y el sábado en que deberíamos apagar la luz por una hora para recordar nuestro compromiso con el planeta, estamos en plenas carnestolendas, una semana santa embolatada y un recuento de votos de las pasadas recientes elecciones, lo cual es un serio problema para poner de acuerdo esas tres situaciones con la conmemoración.
A las 20:30 del sábado de carnaval estarán las luces encendidas en cada calle en la que haya un baile, en los rumbeaderos y en los estaderos de la ciudad; el único sitio en el que podrían estar apagadas sería en un cumbión a esas horas y la calle iluminada por la velas que llevan las bailadoras. Los rezanderos estarán encomendándose a los cielos esperando el santo entierro para enterrar sus pecados veniales con el fin de disminuir el tiempo que les correspondería en el purgatorio. Los del recuento de los votos sí que no podrán apagar ninguna luz para poder entender qué fue lo que pasó cuando ya todo estaba prácticamente arreglado y se dio ese resultado indeseado.
Ya tengo la pinta lista para este sábado de carnaval a oscuras por una hora, no tengo pensado ir a ningún rumbeadero o estadero, no tengo que rezar en semana santa y tampoco tengo que recontar votos, así que me voy a preparar de la mejor manera para ser solidario con el apagón voluntario y el ahorro de energía, entre otras cosas, para ver si disminuye lo que tengo que pagar, porque esta empresa que administra el servicio