El sociólogo francés Gaston Bouthoul acuñó el término polemología –pólemos: guerra, conflicto– para definir el estudio objetivo y científico de la guerra en general, como fenómeno social susceptible de ser observado y analizado para la prevención o solución del conflicto, al reconocer sus causas, sus formas, sus efectos sobre las sociedades. No es la ciencia militar de la guerra que se enseña en las academias militares, ni el arte de la guerra de Sun Tzu; es el estudio que permite situar los problemas de la guerra y de la paz en otro terreno, como un derivativo intelectual y una posición que permita desacralizar la guerra y despolitizar la paz.
La irenología es el estudio científico para la paz que se ocupa de analizar los múltiples factores del conflicto y las amenazas al proceso. Tiene un cuerpo teórico, conceptual, con principios, leyes, hipótesis, que plantean que los conflictos pueden ser resueltos de manera diferente a la guerra y que, evitarla, es un asunto ético. Fue fundada por Johan Galtung y deriva su nombre de Eirene, la diosa griega de la paz. La paz es mucho más que ausencia de guerra, plantea, es justicia social, desarrollo económico y social equilibrados, el reconocimiento y respeto del otro como un legítimo otro; así como la eliminación de la violencia estructural, la que produce desigualdad, pobreza, racismo, xenofobia, discriminación, odio social, militarismo.
La polemología y la irenología comparten los polemógenos, que son aquellos fenómenos o situaciones conflictuales, agudas o crónicas, y sus eventuales correlaciones entre las explosiones de violencia y fenómenos recurrentes económicos, políticos, culturales, emocionales, demográficos. En estos momentos, Colombia luce ante la comunidad mundial como un polemógeno enorme y complejo que necesita la ayuda de un montón de gente para poder salir de este estado de nuestra vida nacional amenazado por todos los costados de la sociedad, a unos niveles en que sorprende la cantidad de opiniones en las redes de personas de todos los estratos socioeconómicos, de las que se espera un equilibrio o mesura en sus expresiones, pero lo que hacen es incendiar más la guerra en las redes, igual o peor que la guerra en las calles.
Precisamente la polemología y la irenología sirven para hacer diagnósticos tempranos y evitar la catástrofe de la guerra definitiva. Las imágenes que recordamos de guerras civiles han empezado así, con gente armada en las calles, que llevan a combates con muertos y heridos, daños a la estructura, irracionalidad. Luego, el exterminio fratricida.
Cuando uno no puede resolver un conflicto, debe buscar ayuda en una persona u organización que se considere neutral y se le reconozca respeto por su trayectoria teórica y práctica. Johan Galtung está vivo y lúcido, conoce muy bien lo que sucede en toda Latinoamérica. Vale la pena hacerle la interconsulta.
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