Tiene que estar uno muy desesperado en esta vida o estar completamente desubicado mentalmente como para dejar toda su vida atrás e irse con la promesa de una persona que se autodenomina predicador, quien le ofrece la salvación con nada más y nada menos que la “segunda venida de Jesucristo” a salvarlo de todos sus pecados y darle la vida eterna.
No es cosa menor como fenómeno social que ocurre con notoria frecuencia en nuestro medio y ante el cual no se tiene ningún control por su propia naturaleza, pues, son “cosas de dios”. Este país está lleno de charlatanes que utilizan la religión para sacarle dinero a un montón de personas que todavía creen que la mujer desciende de una costilla de Adán. Valdría la pena un estudio sociológico y psicológico de las personas que caen en este tipo de trampas y, con toda seguridad, encontraríamos muchas coincidencias en sus temores, deseos, frustraciones, fantasías, anhelos; ocurre en todas las capas sociales, así las llamen en ciertos estratos lectura del tarot, del café, y otros del mismo corte sofisticado, que tienen como fin último que alguien les resuelva los problemas que no han podido resolver.
He leído la biblia en 3 ocasiones, con lápiz y papel para tomar apuntes, y en ninguna parte encontré la cantidad de locuras que escucho en el radio del taxi, en el “templo” que instalaron en la esquina, en el megáfono del que predica en la esquina, en los síntomas que me relata la paciente después de salir de una “ceremonia de liberación de espíritus”; o en videos que recibo en los que aparecen estos vivos prometiendo resultados aún en contra de las leyes de la física o el envejecimiento, como uno que vi diciendo que no importaba si su miembro viril se había caído por cualquier razón, bastaba con tener fe para que ese pene desgastado por la vida volviera a sonreír.
No creo en creyentes que no buscan a su dios por amor sino por interés, ni en los que llevan pegado el “Dios es amor” en el carro, porque la mayoría conducen “endiablados”; ni en los que rezan y luego van a delinquir de las miles de formas que hacen en este país.
Pero, debería haber un mínimo de pensamiento crítico para decir que más vale casa para dormir que sueño celestial que cumplir y no caer en una estafa de estas proporciones, la cual ocurre cuando una persona con un trastorno sociopático utiliza sus habilidades para capturar un grupo de personas que son fácilmente manipulables, para llevarlas a los extremos de entregarles todas sus pertenencias detrás de una promesa irrealizable que él les hizo.
Los estudios y análisis sobre este fenómeno social corren por cuenta de los sociólogos, pero desde la psiquiatría se puede decir que estamos ante una enfermedad mental cuyo substrato determinante es una ignorancia de todo en la vida y la necesidad de un mesías que les resuelva. Con esas mismas carencias conceptuales votan en elecciones.
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