Una crónica delirante que refleja la vida de cuatro muchachos adolescentes en las calles de Medellín es la que nos presenta la directora colombiana Laura Mora, conocida por Matar a Jesús (2017), su primera película.
Encabezados por Rá (Carlos Andres Castañeda), quien recibe de herencia un terreno que pertenecía a su abuela, los jóvenes se embarcan en un paseo por las afueras de la ciudad, en la zona montañosa, buscando llegar a esta “tierra prometida” donde sueñan con una vida libre y básica.
Pero los terrenos que habían sido expropiados por las FARC y ahora el gobierno pretende devolver se encuentran con todo tipo de demandas y problemas que requieren los servicios de un abogado. Para Rá y sus amigos, Culebro (Cristian David Duque), Sere (Davidson Flórez), Winny (Cristian Campaña) y Nano (Brahian Acevedo) el mundo no funciona bajo estos criterios de legalidad, y la rabia y la impotencia los invade.
Es así como lo que comienza como una aventura de carretera con espíritu alegre y vital, se va convirtiendo en una pesadilla. A medida que se adentran en la zona campestre, se dan cuenta que estos territorios son tan peligrosos como la ciudad, y todavía los paramilitares detentan el poder, haciendo que los decretos se queden en el tintero de la burocracia.
Aunque se pueda catalogar la historia como realista, la película está dotada de imágenes metafóricas que transportan tanto a los personajes como al espectador a un campo mágico e hipnótico, donde el absurdo se mezcla con los extraordinarios paisajes, poblados a su vez de densos personajes al margen de la ley.
Si bien la cinta no muestra escenas de violencia explícita, sentimos su presencia a todo momento, sobre todo en el producto humano, resultado de la misma. Por algo la gente les advierte no andar diciendo a qué vienen, porque sólo el silencio puede ayudar a “ser el último que maten”. Pero ellos no necesitan consejos; han crecido en medio del terror, sin hogar, sin padres que los protejan, y se manejan con otros valores, los de la sobrevivencia.
La cinematografía a cargo de David Gallego es uno de los elementos más importantes del filme, logrando captar al mismo tiempo tanto la grandeza del paisaje y los hechizos que provoca, como la expresión de ingenuidad y rudeza de estos niños convertidos prematuramente en hombres.
Los Reyes del Mundo se estrenó en el Festival de Cine de San Sebastián y se presenta por Netflix.








