Contrario a lo indiferente que pueda resultar el título de esta película, que funciona como perfecta metáfora, no hay palabras suficientes para describir las emociones que produce. Se trata de una historia de amor en el contexto político de la Guerra Fría, durante las décadas de los 50 y 60, un momento histórico que a todos afectó tanto en el ámbito de lo social como en lo mas íntimo.
Con un comienzo y un final que se tropiezan, Pawel Pawlikowski, director de origen polaco conocido por Ida (2015), nos introduce en ese mundo obscuro y rígido que resultó ser el régimen comunista de Polonia después de la Segunda Guerra Mundial. A través de la interacción entre dos almas libres como la de los protagonistas, Wiktor (Tomasz Kot) y Zula (Joanna Kulig), nos hace experimentar el encierro y la frustración de la época.
Wiktor es un músico a quien se le encarga la labor de reclutar grupos autóctonos que representen la cultura popular y hacerla asequible a las masas. Zula es una de las cantantes y bailarinas que llegan a su encuentro, y así comienza un romance que difícilmente podrá superar las circunstancias.
Una suntuosa fotografía en blanco y negro a cargo de Lukasz Zal, acompañada de fragmentos musicales que van de lo auténticamente folclórico al prohibido jazz y rock and roll de occidente, hacen el perfecto balance que permite disfrutar del momento a pesar de la época represiva que maneja.
Mientras vemos a Wiktor y a Zula pasearse entre Polonia y Francia sin poder encontrar un lugar que les permita su propia expresión, pensamos en tantas parejas que a pesar de amarse no logran convivir. Pero a pesar del conocido argumento, el director logra darle un vuelco especial a esta historia inspirada en la relación de sus propios padres y que nos consume hasta su inesperado final.
Pawlikowski retrata una sociedad enferma de la cual pudo él pudo escapar cuando niño, viviendo la mayor parte de su vida como exiliado, hasta que decide volver a Polonia y confrontar su pasado. El resultado de esta experiencia son sus dos últimas producciones, Ida y Guerra fría, que logran mostrar cómo registra tal experiencia.
Pawlikowski se consagra como uno de los directores mas importantes del momento, no solo en Europa sino en el mundo entero. Con Ida ganó el premio Óscar a la Mejor Película en Idioma extranjero, y con Guerra fría fue galardonado como Mejor Director en el Festival de Cine de Cannes. Se encuentra además nominado a tres premios de la Academia.








