Salir del país es la opción que tienen muchas personas, para adelantar estudios, buscar oportunidades profesionales o vivir un tiempo de desconexión, las razones pueden ser muchas, sin embargo, al final viajar es en sí mismo una – maestría en cultura – que activa los sentidos, expande los sueños y desafía a los miedos; viajar es vivir, aprender, desaprender, aventurar y deleitar la existencia.

Escribo estas letras en una sala de espera, con el sonido de los aviones, el trajín de los pasajeros, unos lloran, otros hablan por teléfono y yo escribo en un mix de emociones, nostalgia, alegría, sustico y valentía, todo en uno; llevaba 4 años aplazando un viaje que tiene varios propósitos, académico, existencial y profesional, es una decisión desafiante que he asumido con serenidad y compromiso, aparentemente lo dejo todo, la estabilidad laboral, la familia, los amigos, la gastronomía y hasta la monotonía, pero en realidad no estoy dejando nada, estoy ganándome; pues me dispuse a expandir mi vida, a saber que si renuevo energías recibo milagros, que si camino con la convicción de que lo mejor llega, pues no hay de otra sino que recibir todo lo bueno, en estos 4 años cambié de destino 4 veces y no porque algo saliera mal, sino porque estaba vestida con el manto de la incertidumbre y la desconfianza. A veces, le alzamos el volumen al miedo paralizante y activamos el silencio de la resiliencia o el riesgo.

Hoy mi destino es Dubái, quizás el que nunca imaginé, y el más exótico para mi perfil y mi esencia feminista, pero es justo lo que necesito en mi vida, asumir retos deleitables por su misma condición estremecedora y provocadora de revoluciones internas, de cambiar las recetas y atreverse a salir de los esquemas, hoy viaja una mujer que cada día se compromete más con la consciencia de su ser espiritual, de permitirse la felicidad y deconstruye los prejuicios que establecen de la edad – “lora vieja no aprende” pues yo digo que si aprende y bastante, así que prepárate Dubai porque la energía que llevo es la de aprovechar al máximo esta maestría existencial y regresar a mi país a dar lo mejor, siempre pensando en mi útero existencial, porque pude nacer en cualquier territorio pero el universo eligió este sueño tricolor, biodiverso y único.

De Colombia para Dubái voy, con la convicción de que puedo dar lo mejor y como me dijo el amigo Amylkar Acosta “Te vas para la capital del mundo, que ya no es Nueva York. Hasta el epicentro del fútbol, el deporte más popular del mundo se desplazó para allá, amén de que los certámenes de los demás deportes y los trofeos para sus campeones se han desplazado hacia allá” y cerró su muy sabio comentario con una declaración exquisita para mi vida “Desde allí tendrás una mirada privilegiada, con la perspectiva que da la distancia, aunque hoy en día merced a la virtualidad prácticamente ya no existe. Solo me resta desearte que puedas seguir desplegando tus alas y seguir tejiendo sueños para hacerlos realidad”

Nos vamos a divertir Dubái, lo prometo. Que el mundo nunca nos quede grande, que seamos el mundo en pleno, abiertas a vivir al máximo y dispuestas a vencer miedos, hablo de las mujeres de mi tierra que emprenden nuevos rumbos – aparentemente – solas, pero en realidad llevan la mejor compañía, a ellas mismas. Aquí voy mundo.