Hace poco un columnista de EL HERALDO tituló su columna “Del timbo al tambo”. Manuel Cerón O., V/par
Se trata de un americanismo de origen incierto. Primero era ‘andar del timbo al tambo’ (‘de la ceca a la meca’), pero, dentro del normal tráfico lingüístico, el español de América prestó palabras y frases al español de España, y cuando el dicho llegó a Canarias se transformó en ‘andar del tingo al tango’. Algunos despistados creen que esta es la frase verdadera, pues una persona podría viajar desde Tingo, ciudad del centro del Perú, hasta el Río de La Plata, donde se enseñorea el tango, y devolverse. Esto es, habría estado del tingo al tango. Pero no ven que es una distancia de varios miles de kilómetros, cuando el sentido primigenio de la frase es deambular por trechos cortos, de acá para allá, sin sentido alguno (también se usa para significar que alguien cambia continuamente de trabajo o de amores). Ahora bien, en cuanto a “ir del timbo al tambo”, de uso mayoritario en Colombia, según algunos diccionarios quechua-español, el quechua t’inpu dio ‘timbo’, árbol robusto y frondoso, pero también ‘surco, tierra arada’, es decir, es un espacio de trabajo. ‘Tambo’, según las mismas fuentes, deriva del quechua t’anpu, que es una posta que había en los caminos del Inca, especie de ‘oficinas postales’ para los chasquis, los mensajeros que recorrían a pie y veloces el imperio incaico, y donde también había provisiones, mesón y hospedería. Los defensores de esta versión dicen que ‘estar del timbo al tambo’ se originó por los permanentes recorridos de un trabajador, que va de un lado a otro, desde el ‘timbo’, donde trabaja, hasta el ‘tambo’, donde come y reposa, antes de regresar al ‘timbo’ a su labor.
Nota: Sobre mi reciente respuesta en cuanto a que los verbos ‘mandar’ y ‘enviar’ son y no son sinónimos, me escribe Henry Muller, ciudadano francés asentado en Barranquilla: “Sería interesante estudiar cómo (¿y por qué?) el verbo ‘mandar’ pudo cambiar su sentido original de ‘ordenar, decretar, obligar’, etc. por el sentido secundario de ‘enviar, remitir’. En francés, somos más fieles a las raíces latinas originales. 1) Tenemos envoyer para ‘enviar’ (en el sentido de ‘remitir’). Un envoi es un ‘envío’, una ´remisión’. 2) En cuanto a ‘mandar’, usamos la raíz latina mandāre, pero, por una razón que ignoro, agregamos el prefijo ‘co’ en frente. Así, un commandement es ‘un mando, un mandamiento’. El verbo francés commander significa ‘mandar, exigir, ordenar’.