¿Qué hacemos con Aída?
Aída Merlano, lo que sabe, lo que oculta, lo que hizo y lo que no hizo, es una verdadera caja de pandora que hasta ahora los involucrados se las han arreglado para que no se destape y por ello parece que saldrán airosos.
Si esa tenebrosa historia termina con un final feliz para los que se beneficiaron de este terrible tinglado político, sería una gran afrenta a la justicia, pero más importante aún, una burla a las personas que honestamente quieren tener acceso al poder político con muchas mejores intenciones que estos personajes. Pero quien sufre las mayores consecuencias de esta impunidad es la gente, esa que realmente poco le importa a esta clase política decadente y corrupta que predomina en este país.
La apuesta de quienes le han sacado el quite al escándalo de la más descarada empresa de compra de votos del país es que semejante ejemplo de corrupción, muera por inanición, es decir por falta de verdadera investigación. Es un reto mayúsculo el que enfrenta la justicia porque se trata de quebrar un poder construido sobre bases que hasta ahora han sido inamovibles. Adicionalmente, quienes no presionan para que se destape este verdadero escándalo están contribuyendo a que se salgan con la suya quienes se han beneficiado de esta forma perversa de hacer política.
Sin ser abogado es muy difícil entender porque Aída Merlano sigue en Venezuela. Por qué nadie la investiga en Colombia. Por qué no se conocen las declaraciones, o mejor, las excusas de quienes así sean aparentemente muy poderosos están involucrados y ya han sido llamados por los jueces. Por qué esta caja de pandora sigue sellada. No es posible que este poder político en Colombia, muy circunscrito por desagracia a Barranquilla, tenga la posibilidad de frenar una investigación de tanta trascendencia para el futuro de la política colombiana.
Lo primero que es necesario aclarar, es que este tema no es un asunto regional. Precisamente por la dimensión que tienen sus actores, por su creciente influencia a nivel nacional, el futuro de esta investigación sí afecta al país. Por ello es necesario que se considere el caso de Aída Merlano como uno que si no se resuelve es Colombia en su conjunto el que pagará el precio de tener una justicia acomodada, influenciada por el poder de unos cuantos caciques regionales. Y no se debe mezclar la justicia con la magnesia, una cosa es el impacto que se ha producido en la ciudad de las actuaciones de un grupo político y otro es la forma perversa como se mantiene el poder. En eso no se equivoque la ciudadanía. Llegar a la conclusión de que el fin justifica los medios es la forma mas peligrosa de impedir que se destape la caja de pandora de Aída Merlano. Es aceptar que el manejo corrupto de la política es el camino perfecto si se hacen obras. ¿Es ese el liderazgo que se acepta como válido? Simplemente pregunto.
cecilia@cecilialopez.com
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