Promedios alarmantes
Recurrir a esta clase de investigaciones produce dolor y lástima al concepto del honor ciudadano, pero también nos abre los oídos acerca de la inseguridad reinante, los bajos niveles de educación y cultura, la incapacidad de las autoridades incluyendo la policía y fuerzas armadas de poder contrarrestar el ímpetu del delito y la corrupción en Colombia en todas sus facetas, grados y situaciones.
Amable amigo lector nuestro: Si usted se tomara la molestia algún día de verificar lo que EL HERALDO publica a diario, en cuanto al número de muertos por delitos durante cada semana, quincena, o mes, se quedaría aterrado de ver hasta dónde llegan en la ciudad de Barranquilla solamente, las víctimas cada año. Investigaciones serias recientes de una Universidad privada entró en el detalle estadístico de que en la ciudad cada día este periódico pública 2.4 personas asesinadas formando un promedio al mes en números redondos de 72 personas. Nuevamente en números redondos 860 personas al año. Esto es en una sola ciudad, en un solo periodo, en una sola capital, muertes solamente identificadas y definidas como homicidios, a causas como robos, venganzas, cobro de cuentas por microtráficos, celos, maltratos familiares, atracos o raponeros, exceso de licor, intransigencias. ¡Qué panorama tan devastador!
Recurrir a esta clase de investigaciones produce dolor y lástima al concepto del honor ciudadano, pero también nos abre los oídos acerca de la inseguridad reinante, los bajos niveles de educación y cultura, la incapacidad de las autoridades incluyendo la policía y fuerzas armadas de poder contrarrestar el ímpetu del delito y la corrupción en Colombia en todas sus facetas, grados y situaciones. No podemos negarnos, que vergüenza, que somos un país violento por naturaleza ya por décadas comprobado, de muy baja cultura y valores, perdido en la jungla de corrupción en todos los niveles y situaciones cotidianas, que nos tiene arrinconados, miedosos, acomplejados. Las vitrinas y publicidades de lo moderno, lo trascendente, lo seducible de la vida entre nosotros son alimento para el ego frustrado por pocas horas cuando poco tiempo después caemos en esta vorágine de muertos cada día como una matrícula interminable que borra todo lo positivo que hayamos podido acumular en poco tiempo.
¿Causas de toda esta película de terror? Ya lo dijimos:la escasa educación y cultura. El nivel social en este aspecto produce automáticamente el sentimiento de que si no hay justicia, si no hay autoridad, "si me agarran me sueltan al poco tiempo, “son factores a favor para sacar el puñal o el revólver para despojar a esta mujer de su celular o a este pendejo de su billetera. La percepción de inseguridad domina el panorama, la creencia de la falta de justicia asegura nuestras falencias y la costumbre de la justicia por propia mano se arraiga en el concepto de que todo yo lo puedo a mi modo.
Por supuesto este prospecto que algunos verán como apocalíptico no es otra cosa que una realidad cruda que tenemos que aceptar y convivir con ella, o lo que es mejor explicado: Aprender a contemporizar con ella sus efectos. Acostumbrarnos a esa inseguridad reinante, a evitarla con prudencia pero no a llorar a diario sobre sus secuelas. Más de ochocientos muertos al año en una ciudad como la nuestra, por delitos de diversa índole no es desde ningún punto de vista un paisaje de poemas o mensajes angelicales. Nuestro refugio? seguir cada quien trabajando para que la Justicia por fin funcione, que la reformen, que la autoridad se sienta a profundidad, que por fin aprendamos a que la vida es lo más precioso que nos ha dado el Ser Supremo.
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