En el listado de los recién entregados “Premios a la Excelencia Periodística 2021” por parte de la Sociedad Interamericana de Prensa se incluyó una mención honorífica en la categoría opinión al escritor argentino Eduardo Gimenez Fitte, más conocido como Eddie Fitte, por su artículo “La terapia intensiva de los noticieros”, publicado en el portal “El Canciller” en agosto del año anterior. Fitte es escritor y periodista, con una producción importante de entrevistas, documentales e informes especiales que bien vale la pena buscar. Desde sus inicios en los medios ha esbozado una mirada crítica sobre los mismos, particularmente en procura de hacerlos más propositivos que reactivos.

En el citado artículo, Fitte se pregunta inicialmente por la crisis de los medios en lo que a audiencias respecta, y critica que una parte de ellos se haya volcado a intentar cautivar a una supuesta nueva generación de usuarios, en este caso de la televisión, con fórmulas equivocadas que incluyen la banalización, la espectacularización del formato noticioso, el anquilosamiento de miradas y la repetición de fórmulas. Dice el autor que “En un mundo donde sobra la información, es elemental su análisis y curación para una posterior distribución” al tiempo que es necesario comprender que la enorme cantidad de canales que la revolución digital trajo consigo implica pensar en formatos para cada uno de ellos. Cada pantalla pide una manera distinta de contar, y entenderlo es fundamental para seguir vigentes en la industria de los medios. Comprender a las distintas audiencias, sus preferencias y preocupaciones, debe trascender de la pose para volverse una realidad tanto en las oficinas administrativas como en las salas de producción.

Lo que agudamente anota el escritor debería hace rato ser camino antes que posibilidad. Como en este mismo espacio lo hemos anotado en ocasiones anteriores, la crisis de la relación entre medios y audiencia se acrecentó con la democratización del acceso a la información que la tecnología digital trajo consigo. El monolito sagrado en que algunos medios creían haber mutado se resquebrajó cuando la audiencia, con justa razón, les retiró el rótulo de infalibilidad. De creerse la voz principal pasaron a ser parte de un coro, toca decirlo, desafinado; y lo peor es que muchas veces se quiere sobresalir a grito destemplado.

En este mundo contaminado en formas y fondos, el párrafo con que Fitte cierra su artículo es tanto un anhelo como un reclamo: “Quizá sea el momento de menos noticias que alarmen, y más análisis que calmen. De menos información y más ejemplos. Por ahí llegó el tiempo de terminar la guerra por el rating para volver a pensar en hacer del periodismo esa herramienta conscientemente política y social, y no la fábrica de paranoia rentada en la que se convirtió”

Menos alarma y más calma. Enorme falta la que nos hace. Si quieren encontrar más artículos del autor, pueden acudir a https://elcanciller.com/author/eddiefitte/

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@alfredosabbagh