No es una sorpresa que las estrellas adolescentes del entretenimiento terminen en múltiples problemas con el paso de los años. Lo curioso en el caso de Britney Spears es que su padre es quien se convirtió en una especie de carcelero emocional y económico.

La semana anterior se estrenó un documental llamado Framing Britney Spears, realizado por el New York Times. Aunque no muestra mayor novedad, si revivió el duro momento que vive la cantante. Además, narra la historia de cómo los medios se ensañaron contra ella.

También muestra cómo sus fanáticos alrededor del mundo iniciaron una campaña conocida como Free Britney, que busca liberarla del control que su padre Jamie Spears ejerce sobre su vida, su carrera y su dinero.

Britney comenzó como mucho de esos niños que vemos en los realities, con unos padres obsesionados con la idea de que la hija sea estrella y los vuelva millonarios.

Ingresó al programa de televisión el Club de Mickey Mouse a los ocho años, poco tiempo después empezó a participar en programas de concurso y a los 15 años logró su contrato discográfico.

Para el año 1999 ya era una superestrella. Su álbum debut vendió 1.3 millones de copias en la primera semana de lanzamiento. Sus dos primeros álbumes lograron vender más de 10 millones de copias.

La explotación sexual de su imagen era impresionante. Solo recuerden el video Baby one more time, filmado en un salón de clases. Poco le importó a las revistas aprovechar el momento y colocar a una menor de edad en sus portadas.

Su romance con Justin Timberlake los convirtió en la realeza con la que la prensa de Estados Unidos siempre sueña. Para el 2003 esa relación se termina. Justin publica el video de Cry me a River, en el que la muestra como una exnovia infiel y con esto termina la luna de miel con la prensa.

Ahora los medios, que la habían convertido en una princesa, encontraron una presa nueva para destruir.

Britney también se encarga de acabar con su imagen de niña buena. Comenzando por el beso con Madonna y Christina Aguilera en los premios de la cadena MTV, Luego un matrimonio en Las Vegas con su mejor amigo que duró cuestión de horas, pero que le costó mucho dinero, y terminado con el matrimonio con su bailarín Kevin Federline, que era un hombre que tenía otra pareja con la que esperaba un hijo y del cual eventualmente terminó separándose.

La prensa la perseguía en sus noches de fiesta con Paris Hilton y la señalaban de mala madre. Hasta que en 2007 terminó en rehabilitación y perdió la custodia de sus hijos.

Tocó fondo cuando un día decidió raparse todo su pelo y enfrentó el acoso de los paparazzis con una sombrilla.

Para el 2008 terminó en un hospital psiquiátrico y su padre, que había estado distante de su carrera, tomó control absoluto de la vida de la cantante. Todo por orden de la corte, como si se tratara de una persona senil.

A pesar de todo esta lucha personal su carrera musical se ha mantenido estable. Los discos son bien recibidos por sus fans y con importantes ventas y cuenta con varias residencias musicales en Hoteles de Las Vegas.

Hace unos meses comenzó una batalla legal para lograr liberarse del control de su padre y recobrar el control de su vida. Incluso, ha tratado de recuperar la custodia de sus hijos, pero la corte en Estados Unidos no lo ha permitido. A manera de protesta, decidió abandonar su carrera hasta que la sentencia no la favorezca y junto a su actual novio la vemos en Instagram publicando videos que a veces no la hacen lucir tan bien.

Lo triste es que a sus 39 años le será complicado retomar su trono de Princesa del Pop en una industria que discrimina por la edad y donde Britney Spears ya hace parte del circuito de la Nostalgia. Esta es la parte dura de ser una estrella del pop.