El Heraldo
Opinión

Necesitamos es amar

Para todo esto, se requieren actitudes de respeto y apertura hacia el otro; sí, hasta para manifestar que no pensamos o sentimos igual. La prepotencia, la superioridad moral y la creencia que hace pensar que nuestro punto de vista es válido y verdadero, hace que las relaciones no fluyan y que se generen conflictos en donde más bien podrían encontrarse fuentes de crecimiento.

Todos los días se insiste en la tolerancia como uno de los valores fundamentales para la sana convivencia. Sí, esa actitud de respeto por las opiniones, ideas y actitudes de los demás seres humanos, aunque sean diferentes a las propias. Sencillamente es un respeto por la diferencia. Entiendo perfectamente que no es fácil tolerar lo que no coincide con nuestras ideas, pero esa es la única posibilidad que tenemos los humanos para no uniformarnos, ni cercenar las diferencias que nacen desde la auténtica expresión de la esencia. 

La tolerancia es la única posibilidad de que los más fuertes, física y económicamente, no se impongan y nos obliguen a todos a vivir desde sus opciones. Ojalá todos podamos ser más tolerantes por estos días en los que las diferencias se hacen notar en manifestaciones ideológicas que buscan imponerse con insultos, discriminaciones y ofensas. Sin embargo, tengo que decir que desde mi seguimiento a la propuesta existencial de Jesús de Nazaret, el hijo de María (Marcos 6, 3), creo que no basta con ser tolerantes. Como digo en “Amar es Ganarlo Todo”: “Está bien la idea de no hacernos daño, pero personalmente prefiero la idea de hacernos bien. Aplaudo todo lo que sea posible hacer para dejar de matarnos, pero elijo una existencia en la que me propongo dar vida. Entiendo la necesidad de convivir sin ofendernos; quien me invite a una sociedad así, cuenta conmigo, pero en lo que respecta a mis principios de vida, intentaré que convivamos haciéndonos crecer”. 

Sí, creo que no basta con tolerar al otro, sino que es necesario ayudarlo y propiciar mejores condiciones para que sea feliz. Eso implica sin duda una decisión personal de pelear contra los propios instintos de imponerse o desquitarse ante los diferentes. Decisión que se tiene que notar en un lenguaje capaz de reconocer al otro y hacerle sentir que se reconoce su dignidad y que se quiere su realización personal; unas palabras que sepan acariciar a los otros, aunque sea para decirles que no estamos de acuerdo con lo que plantean. No podemos dejar que las palabras sean dagas que los destrocen porque no piensan, sienten o creen lo mismo que nosotros. 

Para todo esto, se requieren actitudes de respeto y apertura hacia el otro; sí, hasta para manifestar que no pensamos o sentimos igual. La prepotencia, la superioridad moral y la creencia que hace pensar que nuestro punto de vista es válido y verdadero, hace que las relaciones no fluyan y que se generen conflictos en donde más bien podrían encontrarse fuentes de crecimiento. Ese maniqueísmo de estar dividiendo el mundo entre buenos y malos, y creer que nosotros somos de los buenos, no solo nos distorsiona el sentido de la realidad, sino que nos hace monstruos con los que nadie quiere vivir. 

No me gusta el sentido caritativo que algunas veces se impuso desde el mensaje cristiano, pero sí creo que la caridad es necesaria, entendida como ese amor por el otro que hace luchar para que tenga mejores condiciones de vida, para auxiliarlo en sus peores situaciones y tender puentes para que pueda vencer los abismos que la vida le genera. No se trata de dar limosna, sino de construir dinámicas en las que cada uno pueda vivir en la realización de sus derechos. No basta con ser tolerantes, hay que amar a los otros.

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp

Más Columnas de Opinión

El Heraldo
Hugo Illera Jiménez

Junior y la sanción a Jorge Duarte

En los más de cuarenta años que he estado en la industria de los medios de comunicación, el fútbol siempre ha sido la misma historia. Los temas del Junior de Barranquilla, por partidos accidentados y fallos arbitrales, siempre se maximizan y s

Leer
El Heraldo
Álvaro López Peralta

¡A marchar este 21 de abril!

Algunos colombianos manifiestan que las marchas “no sirven para nada” y por esa razón prefieren quedarse en la comodidad de su hogar, a pesar de las evidentes amenazas en el escenario político; otros creemos que son una herramienta participa

Leer
El Heraldo
Roberto Zabarain

Actuar como jauría

Los paisas protestan en gavilla, cual jauría. Les temen, y obligaron a Petro y a sus ministros del sector a echar tremenda reversa y a comprometerse con las inversiones que habían negado para culminar un túnel, obra por la cual armaron tremendo

Leer
El Heraldo
Fabrina Acosta Contreras

El malestar

Estamos viviendo tiempos de postverdad, caos, violencias, basta con ver las noticias y con analizar nuestras vidas, para concluir que padecemos la pobreza de no tener tiempo, de estar corriendo tras un mandato planetario de productividad, de estr

Leer
Ver más Columnas de Opinión
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.