La responsabilidad misional y la funcionalidad de los hogares se basa en el cuidado, de los niños, de los mayores, de quienes tienen una discapacidad, de los enfermos, de las personas con quienes nos relacionamos emocionalmente, etc. Sin quienes dedican su tiempo, energía y conocimientos a procurar el bienestar de los demás sería imposible la sostenibilidad de muchas familias y de la sociedad.

Las profundas transformaciones sociales e, incluso, la pandemia, han derivado en una crisis del cuidado por la sobrecarga de labores, la precarización o la pérdida de empleos y, no menos trascendental, por la marcada desigualdad de género que hace que el mayor peso de estas labores (remuneradas o no), recaiga sobre las mujeres, profundizando las desigualdades.

Si bien se ha avanzado en la implementación de normas y de sistemas del cuidado, es perentoria una organización justa con perspectiva de género, con corresponsabilidad social, que facilite su valorización y/o remuneración, con alternativas de financiamiento y, en general, que permita afrontar retos como el envejecimiento poblacional, los cambios ambientales, las migraciones, etc.

Es tal su importancia, que la economía del cuidado está clasificada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), como uno de los 15 sectores dinamizadores del crecimiento, la productividad y el empleo en la región. Colombia es uno de los ocho países de América Latina y el Caribe que ya cuenta con una política pública, contenida en el documento Conpes 4143 de 2025, que propone un plan de acción para la organización social del cuidado.

Cabe destacar que la Universidad Simón Bolívar realizó la investigación ‘Tejiendo Cuidados’, que documenta, por primera vez, las prácticas y saberes ancestrales de cuidado de 51 mujeres pertenecientes a 25 pueblos étnicos indígenas, afrocolombianos, raizales y palenqueros del país. Este estudio estableció que cualquier política de cuidado culturalmente pertinente debe articularse con la protección territorial, el reconocimiento de equivalencia epistémica entre saberes ancestrales y occidentales, y la participación protagónica de las mujeres étnicas.

Así mismo, Unisimón participa en el programa territorial que incorpora a las organizaciones comunitarias en el Sistema Nacional de Cuidados, una iniciativa de la Embajada de Canadá y ONU Mujeres.

El cuidado es un pilar fundamental para el desarrollo social al trascender desde nuestros hogares a todos los espacios sociales; es imprescindible, no solamente reconocerlo como tal, sino garantizarlo.

@Rector_Unisimon