Hace treinta años, en 1995, la realidad era muy diferente para las mujeres y las niñas. Apenas existían 12 leyes que prevenían la violencia basada en género, millones vivían en condiciones de pobreza extrema, y las mujeres en cargos de toma de decisión eran una minoría casi invisible. Todo esto ha ido transformándose de manera significativa gracias a dos momentos históricos que han servido como motores para el avance de los derechos de las mujeres: la Plataforma y Declaración de Acción de Beijing —el plan global más ambicioso para este fin— y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, una serie de metas (17) que como humanidad nos trazamos para que en 2030 nadie quede atrás en aspectos fundamentales como la pobreza, el acceso a la educación, la reducción de las desigualdades y la prevención del cambio climático, entre otros.
En el marco del décimo aniversario de los ODS, quiero unirme a esta conmemoración resaltando cómo el multilateralismo —la suma de esfuerzos de diversos actores que van desde Estados hasta sociedad civil y cooperación internacional— contribuye a la materialización de esta agenda, haciendo posible que los derechos de las mujeres y las niñas avancen con determinación en Colombia.
Antes de revisar la situación a nivel nacional, veamos cómo estamos a nivel global. Según el reporte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible realizado por las Naciones Unidas, se han implementado 99 reformas legales a nivel mundial entre 2019 y 2024 para eliminar leyes discriminatorias contra las mujeres. Sin embargo, los retos persisten: una de cada cinco mujeres entre los 20 y 24 años fue unida maritalmente antes de los 18 años, las mujeres representan apenas el 27% de los escaños en parlamentos nacionales, y dedican dos veces y media más tiempo al día que los hombres al trabajo de cuidado no remunerado.
Frente a estas cifras, el caso de Colombia se convierte en un ejemplo de cómo el multilateralismo se ha convertido en una fuerza clave que apoya y moviliza el cumplimiento de los ODS. Lo digo con conocimiento de causa porque desde 2025 y hasta 2026 presido la Mesa de Género de la Cooperación Internacional, un espacio de coordinación de 53 entidades (embajadas, agencias de la ONU, organizaciones internacionales, ONG, con participación del Estado colombiano), que ha priorizado entre sus acciones elementos que se vinculan con las metas de los ODS. En ese sentido, es importante mencionar algunos de los logros que ha alcanzado Colombia y que han sido, sin duda, una prioridad para la Mesa de Género de la Cooperación Internacional.
El país ha logrado que la participación política femenina pase del 20% al 30% de mujeres en el Congreso, posicionándose por encima del promedio global que está en 27%. También, en una articulación importante entre el Gobierno, la sociedad civil y la cooperación internacional, el país cuenta hoy con su primer plan de acción de la resolución 1325 de la ONU sobre mujeres, paz y seguridad; un Plan que se convierte además en el más participativo a nivel global y que recoge las voces de más de mil mujeres en toda su diversidad. Otro hito fundamental, fue la aprobación en el Congreso de la República de la prohibición del matrimonio infantil en el país.
Y no podemos dejar de mencionar al Sistema Nacional de Cuidado, una estrategia del gobierno nacional clave para reconocer, redistribuir y reducir el trabajo de cuidado —acciones como preparar la comida, llevar los hijos al colegio o cuidar a las personas mayores de la familia—, que usualmente recae en las mujeres y hace que ellas dediquen más de cuatro horas diarias adicionales que los hombres a estas tareas, impidiendo que muchas puedan estudiar o recibir una remuneración económica por su trabajo.
Todos estos logros, que pueden parecer lejanos para muchas personas, representan un beneficio para la sociedad en su conjunto. Cuando las mujeres participan políticamente, aportan nuevas perspectivas que benefician a sus comunidades; cuando las mujeres viven libres de violencias no solo encuentran tranquilidad para ellas mismas, sino también para todos sus familiares. Es así como alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y de manera particular el ODS 5 -igualdad de género- se convierte en una tarea que como Mesa de Género de la Cooperación Internacional nos enorgullece acompañar, promover y acelerar, y con la que seguiremos comprometidos porque no alcanzaremos estas metas si las mujeres y las niñas, que son la mitad de la población, no están incluidas en este proceso.
*Embajador de Suiza en Colombia


