Leí: “Se elevan las tensiones sino-estadounidenses”. ¿Es correcto? B. Díaz M., B/quilla
La expresión es correcta. China en latín se decía Sinae, y, por eso, ‘sino’ y ‘chino’, con ligeras variantes, son sinónimos. El término ‘sino’ unido al sufijo ‘-logos’ da ‘sinología’, voz que nuestro idioma tomó del francés sinologie, y que es el estudio de la civilización, la literatura, las costumbres, la lengua y la historia chinas. En los siglos 13 y 14, luego de los viajes exploratorios del veneciano Marco Polo al Lejano Oriente, surgió la sinología, que después se consolidó como disciplina científica seria a raíz de las narraciones de curas misioneros que pretendían convertir al pueblo chino al catolicismo, sin medir que cometían un atentado infame contra las tradiciones de una cultura milenaria.
Feísimo el uniforme que usó el Junior el domingo en Valledupar… Hincha Rabioso, B/quilla
Más allá de las razones que pudieran esgrimirse, el experimento no gustó. Fue un irrespeto a los hinchas y un atentado contra la estética, la memoria y la tradición de un equipo de más de 101 años de fundado, que desde hace 99, con sutiles cambios, ha usado una bella camiseta de rayas verticales rojas y blancas. Alguien dijo que el disparate se había ideado en honor a la bandera de Barranquilla, pero solo logré captar los colores de nuestra ciudad como si hubieran sido pasados por una mezcladora y acompañados por una satánica pantaloneta roja.
¿‘Chécheres’ es costeñismo? Greta Linares, C/gena
Se usa en Centroamérica, Colombia y Venezuela. Casi siempre alude a cosas inútiles, estorbosas y de escaso valor. De hecho, Guajirismos, de Pablo E. Fonseca, escritor de Uribia, define ‘chécheres’ como “menaje doméstico del pobre”. Pero también puede referirse a objetos valiosos: “Mira los chécheres que guardo en mi joyero”. Es sinónimo de ‘corotos, bártulos, baratijas, trastos’ y de muchos términos que cuentan una o más veces con el sonido /ch/ del español: ‘chismes, chócoros, cherembecos, cachivaches, chirimbolos, chácharas, chucherías, chechereches…’. Esto indica que el origen de ‘chécheres’ es onomatopéyico, basado en el patrón fonético español /ch/, que parece tener la capacidad de sugerir algo despectivo o de poco valor. García Márquez utiliza ‘chécheres’ en Cien años de soledad: “Por esa época, Aureliano vivía de vender cubiertos, palmatorias y otros chécheres de la casa”. Y en El otoño del patriarca usa ‘cherembecos’: “… pero le daba rabia que abusaran de su inocencia prematura para venderle aquellos cherembecos de gringos que no eran tan baratos…”.
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