El segundo largometraje de Michael Angelo Covino, Amores Compartidos, es una divertida comedia que aborda con agudeza los dilemas contemporáneos en las relaciones de pareja.
Ya en su ópera prima, Cima a la amistad (2020), Covino exploraba este tema cuando dos amigos, durante una excursión en bicicleta, revelaban que uno de ellos se ha acostado con la prometida del otro.
Coescrita por Covino junto a su coprotagonista Kyle Marvin, Amores Compartidos sigue a Ashley (Adria Arjona) y Carey (Marvin), una pareja que lleva un año de casados cuando ella anuncia su intención de separarse. Desconcertado, Carey recurre a sus mejores amigos, Paul (Covino) y su esposa Julie (Dakota Johnson), solo para descubrir que su aparente éxito matrimonial se basa en una relación abierta.
Dividida en cinco capítulos, la historia se adentra en las necesidades emocionales de sus protagonistas a través de discusiones que, por momentos, escalan en intensidad. Paul, obsesionado con los negocios, tiene una visión de las relaciones profundamente ligada al dinero, mientras Carey, un maestro sensible y algo ingenuo, representa una perspectiva más emocional. Entre situaciones cómicas, absurdas e incluso incómodas, Ashley inicia un proceso de experimentación con nuevas parejas, pese a continuar conviviendo con Carey.
La apertura emocional y sexual que practican Paul y Julie abre un abanico de posibilidades, pero también desencadena consecuencias inesperadas que alteran el equilibrio en la dinámica entre Carey y Ashley. A través del humor, la película plantea reflexiones sobre los vínculos afectivos, familiares y sociales que atraviesa la juventud actual. Cuestiona si la fidelidad y la lealtad son garantías de estabilidad, o si, por el contrario, la libertad emocional trae consigo desafíos igualmente complejos.
Estrenada en el pasado Festival de Cannes, la cinta ofrece buenas actuaciones, un guion ingenioso y una propuesta de entretenimiento que invita a la reflexión. Los personajes transitan por diversas situaciones y acuerdos que intentan llenar vacíos emocionales, solo para encontrarse, una vez más, con la desilusión. Aun así, la película mantiene un ritmo narrativo coherente y envolvente que acompaña bien las transiciones emocionales de los personajes.
Amores Compartidos se distingue por su honestidad: no toma partido ni ofrece respuestas, simplemente expone —con humor y sin juicios— las contradicciones propias de las relaciones amorosas, en las que muchos espectadores podrán verse reflejados.
@GiselaSavdie