Resulta innegable el muy positivo cambio tanto en la movilidad como en el aspecto urbano que se aprecia en los tramos ya ampliados a 3 carriles en la calle 79 y en las carreras 49C y 50, ahora iniciando el de la calle 80 desde la carrera 51 hasta la 46. La alcaldía incluyó también la ampliación de la calle 85 entre carreras 52 y 46, aprovechando las obras para eliminar el muy peligroso arroyo de esa calle, y Alex Char anunció que después vendrá la ampliación de la muy congestionada calle 82. Ahora es indispensable aplicar el rigor de las normas de tránsito y multar a todo mal estacionado en esas y en todas las calzadas de la ciudad.

Pero hay un tramo vial que desde hace años se ha sugerido ampliar, no a 3 carriles en un solo sentido vial, como las antes relacionadas, sino a una calzada de 4 carriles, 2 subiendo y 2 bajando. Se trata de solo 2 cuadras de la carrera 51B desde la calle 84 hasta la 80, conocida por la Virgencita y el edificio Girasol, girando en curva hacia la derecha para empalmar ese nuevo doble sentido vial con el bulevar de la carrera 51. Esta ampliación sería para prolongar la actual avenida que, viniendo desde el Corredor Universitario, hoy bautizado como la Gran Vía, muere como bulevar en la calle 84.

La gran ventaja de esta ampliación es que generaría la posibilidad de subir por la mencionada carrera 51B hacia la Circunvalación y el Corredor Universitario desde la misma calle 76 con carrera 51, o desde la calle 80 a quienes vienen de la 53 y el parque Washington, restándole presión a la hoy exageradamente congestionada carrera 53, absurdamente remodelada sin haberla ampliado a 3 carriles. Ojalá el Distrito contara con los recursos para esta obra de la carrera 51B y que, aun aceptando la crítica, analice la posibilidad de ampliar a 3 carriles la mal remodelada carrera 53.

Aprovecho esta columna para resaltar la señalización horizontal o demarcación de calzadas que está adelantando la Secretaría de Tránsito y Seguridad Vial del Distrito y Construseñales en muchas calles y carreras, así como las llamadas cebras para pasos peatonales y la señalización para evitar la obstrucción de cruces. El cambio de aspecto que se aprecia en cada una de estas vías hoy con calzadas muy bien demarcadas es muy positivo, e indudablemente, además de cumplir con su propósito de organizar el tráfico, le imprime a nuestra ciudad una mejor apariencia urbana. Ojalá sean muchas más las calzadas a demarcar en los diferentes sectores de Barranquilla, reconociendo que las condiciones de temperatura, arenas y calzada de concreto rígido son muy agresivas para este tipo de demarcación, por lo que se requiere un mantenimiento preventivo continuo no tan necesario en ciudades menos calurosas y con calzadas de concreto asfáltico. ¡Pero el esfuerzo vale la pena!

@nicorenowitzky