En mitología griega, Narciso era un joven con apariencia bella, hombres y mujeres quedaban enamorados, pero él los rechazaba. Entre las despechadas estaba Eco, la ninfa; él se negó a aceptar su amor por lo que, desolada, se ocultó en una cueva y se consumió hasta que solo quedó su voz. Como castigo, Némesis hizo que Narciso se enamorara de su imagen reflejada en un estanque. Alucinado con su reflejo, se arrojó al agua a buscarlo, ahogándose. Hoy, un narciso es una persona enamorada de sí misma, que busca admiración, y con un ego por encima de todo.
En Colombia, la transición energética se ha convertido en ejemplo de que descuidar lo que se tiene, para perseguir el sueño verde, genera duros retrocesos. Reportan los entes oficiales que en junio de este año la producción nacional de gas natural cayó al nivel más bajo desde 2014 y que, frente al mismo mes de 2024, la caída fue de 19 %. Entretanto, las costosas importaciones subieron al 20% del consumo diario. El resultado: empresas que requieren flujo de energía en firme, económico y abundante, que el gas a largo plazo garantiza, ven que hoy ninguna de las tres se cumple. Miran al pasado y, por necesidad, reabren la puerta al carbón y al GLP como alternativas para su operación. Casos concretos lo evidencian. Las distribuidoras de gas que atienden buena parte del centro del país informan que en 2026 tendrán que importar el gas que necesitan y que perderán demanda, residencial incluida, por las condiciones inciertas y costosas de suministro; EPM tuvo que retirar del sistema su planta de generación eléctrica Termosierra por falta de gas natural, advirtiendo impactos en el precio de la energía eléctrica. El Gestor del Mercado de Gas advierte que en 2026 el déficit alcanzaría cerca del 20 % de la demanda nacional. El gremio del GLP, por su parte, anunció en medios que la cobertura del abastecimiento nacional con este combustible pasaría del 30% al 50% en 2026. Paradójico, pues se insiste en acelerar la transición a opciones renovables pero la falta de planeación en el manejo de hidrocarburos obliga a la industria a volver a mirar a combustibles contaminantes como fuente de energía estable. Lo que se concebía, por ideología, como un salto hacia la sostenibilidad, resulta en un retroceso ambiental y energético con la re-carbonización de la economía. No se puede construir un futuro limpio demoliendo los pilares que sostienen el presente. Necesitamos una transición ordenada, que preserve y optimice los recursos propios disponibles y agregue renovables de manera responsable. Descuidar lo que se tiene por el espejismo de un “sueño verde” nos está devolviendo a etapas que se creían superadas.
El mito de Narciso ilustra la política energética actual: hipnotizados por la imagen verde que queremos proyectar, olvidamos que es un reflejo, porque detrás del espejismo crecen las importaciones de gas y volvemos al carbón y GLP. No podemos buscar admiración mundial con una economía verde que nace marchita.
@achille1964