El ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, ha estado muy ocupado con sus recientes visitas a La Guajira, luego de la estrambótica invitación que hiciera su jefe a las comunidades wayuu y trabajadores de este territorio para bloquear el tren carbonero de Cerrejón, porque supuestamente llevaba carbón que sería exportado hacia Israel, donde según él “sería utilizado para fabricar bombas para continuar el genocidio en la Franja de Gaza”. Pareciera un intento por emular la retórica cantinflesca que aún vemos en viejas películas.

Entre sus acciones más recientes, el mencionado ministro, en unión con el de Minas y Energía, expidieron, el pasado 21 de julio, la Resolución 40324 “por la cual se creó la mesa de diálogo social para la garantía de condiciones de trabajo digno y decente en la transición energética justa de las y los trabajadores y sus organizaciones sindicales en el sector carbón”

Por supuesto su accionar no podía estar exento de populismo. Aunque es una mesa de diálogo tripartita, la resolución establece que será liderada por los dos ministerios antes mencionados, lo que en un gobierno como el actual podría constituir una situación de desequilibrio para los empleadores (empresas carboníferas), considerando el rol y la simbiosis ideológica de varias organizaciones sindicales con la orientación política gubernamental, lo que muchos colombianos no logran comprender.

Y es que el ministro Sanguino lo manifestó abiertamente: “porque ya sabemos cómo estas empresas hacen sus planes de cierre y como lo pretenden hacer en La Guajira, priorizando sus intereses económicos y de espaldas a la gente y a los trabajadores”.

Lo dijo precisamente en otro evento con el nombre de Audiencia Pública, convocado por el mismo ministro, con el eslogan “Si a la vida, no al genocidio”, realizado el pasado 31 de julio, al que asistieron organizaciones sindicales, representantes de comunidades indígenas wayuu y de algunas comunidades que se manifiestan afectadas. Allí reiteró su mensaje orientado a impedir las exportaciones de carbón hacia Israel y a aceptar el, según él, inevitable cierre de las operaciones de Cerrejón “porque se están acabando los compradores de carbón en el mundo”.

Con esta actitud gubernamental el panorama es desalentador. Pero el ministro de Trabajo no dijo, ni nadie le solicitó que explicara cómo iba a reemplazar los puestos de trabajo que aporta Cerrejón. Esta es una tarea importante que le queda pendiente para su próxima visita a La Guajira.

@AELopezP