Otzi, un cazador Neolítico congelado hace aproximadamente 5.300 años, tenía espaldas y rodillas tatuadas. Fue hallado en la frontera entre Italia y Austria. Conocido como el Hombre de Hielo, fue descubierto en los Alpes en 1991 (Glaciar de Similaun, Otzal) es la momia natural más antigua de Europa. Sus estudios han proporcionado información muy valiosa sobre la vida y cultura de los europeos de esa época. Se estima que tenía 46 años, zurdo,1:60 de estatura y con intolerancia a la lactosa y artritis. Estudios indican que fue asesinado por una flecha que le perforó el pulmón izquierdo. Incluso los investigadores llegaron a revelar que la última comida fue una dieta rica en grasas, carne de cabra montés y cereales. Un segundo hombre fue encontrado en Siberia con un tatuaje en los hombros y se calcula que tiene 2.600 años.
Una encuesta de Narrative Research realizada en el 2024 demostró que el 31% de los adultos canadienses tienen tatuajes. Las mujeres en un 38% y los hombres en 28%. Hay una gran popularidad en su uso y sus efectos colaterales conocidos se pasan por alto: infecciones y reacciones alérgicas. Sin embargo, hay una preocupación: son capaz de producir o desencadenar cáncer. ¿Hasta qué punto los estudios epidemiológicos son consistentes? Si retiramos los factores de confusión como tabaquismo, alcohol y estatus socioeconómico se facilitaría estas investigaciones.
La regulación de las tintas para tatuajes es un lío, sabemos que cerca del 83% presentan discrepancia con el etiquetado y muchas de las personas que van ni siquiera lo leen. Las tintas no orgánicas tienen gran cantidad de metales como bario, cadmio, cromo, cobalto etc. Las tintas ecológicas suelen estar fabricadas con pigmentos vegetales o de carbono. Además, hay unas sustancias presentes que son los colorantes azoicos e hidrocarburos aromáticos, donde se ha demostrado potencias cancerígenas en personas y animales.
En la inmensa mayoría de los protocolos se ha estudiado su relación con los linfomas, Sabemos que parte del pigmento se transporta hacia los ganglios linfáticos regionales y en este lugar podría causar inflamación crónica y fenómenos cancerígenos. Aunque controversial, se han encontrado riesgo alto de padecerlo, pero estudios como el canadiense no encontraron esta evidencia para linfomas no Hodgkin. Se investigó los cánceres piel, basocelular y espinocelular. Hablan de riesgo no significativo, aunque en observaciones han mencionado que el tamaño del injerto es lo que guarda la relación.
Tiene un tatuaje y desea lucirlas en un día bajo sol, tenga precaución. La despigmentación libera sustancias potencialmente dañinas para el organismo y se puede aumentar el riesgo de lesión tumoral. Quiere quitarlo, hay métodos: la dermoabrasión, los peelings químicos o la escisión quirúrgica. Quita la tinta, cierto, pero deja cicatriz. Hay estudios en curso, con poblaciones muy grandes y grupos de control y así sabremos en 10-20 años si se presenta. Así se conoce el riesgo verdadero de tumor.
Un tatuaje es permanente cuando se inyecta la tinta de color en la piel. Debe entender que son aplicados para toda la vida y es difícil retirarlos. Hay que preocuparse por la tinta y esta es susceptible de contaminarse. Debe estar pendiente si hay erupción, enrojecimiento o bulto. La fiebre, por ejemplo, puede ser una indicación de infección muy agresiva. La eliminación con láser es el método común para eliminarlo. A veces se requiere más de una sesión y se convierte esto en multiplicidad de tratamientos. Otro como lijar la parte superficial de la piel con cepillo de alambre motorizado es opción. Todos estos métodos pueden tener efectos cosméticos indeseables
Hay personas que se colocan tatuajes para reafirmar su identidad o sentirse libres y dueño de su propio cuerpo. Siguen la moda de sus compañeros de colegio o del trabajo. Otros por el simple capricho de hacerlo y solo el “me gusta es la respuesta”. Cuando estamos hablando de los riesgos a largo plazo, que haría con esta moda. ¿Se ganaría un linfoma o cáncer de piel? Recuerde el estudio de la Universidad de Lund, Suecia, que incluye 12 mil personas de las cuales 3 mil habían sufrido linfoma y demostraron que el riesgo de desarrollarlo era del 21%.
@Rembertoburgose