Se conoce como síndrome en medicina a la concurrencia, en tiempo y forma, de signos y síntomas de una enfermedad o trastorno, de diversa causa, y. cuyas características le confieren una identidad. El nombre que lo distingue refleja su origen. Dentro de las categorías de trastornos por trauma psíquico, el común denominador es lo postraumático, todo aquello que queda en la mente de la persona que debe afrontar como testigo un evento en el que su naturaleza humana conoce el peligro y siente su vida en riesgo. Es una marca indeleble en el cerebro que debe ser procesada para amainar su impacto.
Lo postraumático tiene 3 fases. La inmediata es la respuesta natural al trauma, la hipervigilancia, por el temor a que el trauma se repita. La segunda es la remembranza, en la que cualquier situación que le recuerde el evento traumático, puede reproducirle los síntomas de la primera vez. La tercera es la resolución que, por supuesto, depende del tratamiento en un proceso psicoterapéutico.
Teniendo en cuenta la situación traumática frecuente que padecemos los colombianos a raíz de las manifestaciones de violencia de todo tipo en los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía, se propone la adjudicación de un diagnóstico que describa nuestra condición con este dolor psíquico colectivo que se extiende desde los inicios del siglo pasado con el asesinato de un candidato político, y se perpetúa hasta el día de hoy con la repetición de esos actos que afectan a toda la sociedad.
Síndrome de Trastorno de Estrés Traumático Permanente Colombiano con persistencia de la hipervigilancia, de la cual no hemos podido salir porque el evento traumático se repite cada cierto tiempo y nos revictimiza en cada acto de violencia que se comete en el país y nos mantiene en esta desazón diaria en la que no faltan los muertos.
La mayor fuente de situaciones traumáticas en Colombia es la distorsión de la cosa política en nuestro país. Política se refiere a los asuntos que involucran a los ciudadanos y a la gestión del Estado en lo que tiene que ver con la toma de decisiones y la organización social. Nada que ver con lo de aquí, pues, se trata de grupos que se disputan el poder y nos involucran en una violencia en la que no tenemos nada que obtener fuera del malestar nacional ante la impotencia por la no solución de esos conflictos.
La revictimización actual ante el asesinato del aspirante a la presidencia del país nos retrotrae en el tiempo y revive los síntomas del siglo pasado a partir de unos niveles de violencia que esperamos que no se repitan por la salud mental de todos los ciudadanos, que es precaria.
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