El amor en pareja no se apaga de un momento a otro. A veces, simplemente se adormece, arrinconado entre facturas por pagar, correos por responder y niños por atender. En tiempos de estrés (ya sea por razones laborales, familiares o personales) muchas parejas sienten que la conexión emocional disminuye. No es que el amor se haya ido, es que no está siendo expresado de la manera que el otro necesita.
Gary Chapman, autor del concepto de los “Cinco lenguajes del amor”, propone que cada persona tiene una forma preferida de recibir amor: 1-palabras de afirmación, 2-tiempo de calidad, 3-actos de servicio, 4-regalos y 5-contacto físico.
Cuando el estrés entra en escena, estos lenguajes se vuelven más importantes. Por ejemplo, quién necesita palabras de afirmación puede sentirse profundamente solo si su pareja guarda silencio o se vuelve más crítico en momentos de presión. O alguien que valora el tiempo de calidad puede interpretar como desinterés el hecho de que su pareja está más ausente emocionalmente por preocupaciones laborales. El problema no es solo el estrés, sino la desconexión que genera cuando olvidamos hablar el idioma afectivo que le llega mejor a la otra persona.
La clave está en practicar una empatía intencional: “¿Cómo puedo hablar hoy el lenguaje del amor de mi pareja, aunque yo también esté estresado?”. Tal vez no haya tiempo para una larga cita, pero sí para diez minutos de conversación profunda sin distracciones. Tal vez no se puedan hacer grandes gestos, pero un abrazo largo y sentido puede decir más que mil palabras.
Además, es fundamental comunicar nuestras propias necesidades sin exigir ni reprochar. Decir “me siento un poco desconectado de ti, ¿podemos darnos un espacio esta noche para hablar?” es mucho más eficaz que la crítica “nunca me prestas atención”.
Un punto clave es que el estrés puede alterar nuestra percepción de las intenciones del otro. Un gesto malinterpretado, una palabra dicha con cansancio o una omisión sin mala intención pueden parecer ataques personales. Por eso, cultivar un espacio de seguridad emocional en casa (donde sea válido decir “estoy abrumado, pero quiero estar cerca de ti”) es más vital que nunca.
También es recomendable que las parejas hablen abiertamente sobre qué lenguaje del amor necesitan en momentos difíciles. Algunas personas necesitan contacto físico para sentirse seguras, otras, por ejemplo, requieren palabras de aliento. Conocer esto de antemano permite ofrecer apoyo sin adivinanzas.
En conclusión, los tiempos de estrés no deben ser una excusa para desconectarse emocionalmente, sino una oportunidad para crecer juntos. Hablar el lenguaje del amor de nuestra pareja (sobre todo cuando cuesta hacerlo) es una forma poderosa de decir “aquí estoy, contigo, incluso en la tormenta”.
@drjosegonzalez