Fue nuestra ciudad la que primero alumbró la totalidad de sus calles y avenidas con lámparas LED en Latinoamérica y podríamos considerar que con el aporte que hacemos mensualmente los barranquilleros, gozamos de un buen alumbrado público, pero contrasta esa realidad con el hecho que es Barranquilla una ciudad carente de una iluminación que destaque los atributos con que nos dotaron la naturaleza y arquitectos que lograron diseñar y construir casas y edificaciones que merecen destacarse en las noches. Voy en esta a recordar como ejemplo, un hecho que me enorgullece y entristece al mismo tiempo.
No soy arquitecto pero siempre agradeceré a Guillermo Hoenigsberg como alcalde y a Roberto Zabaraín, gerente de Edubar en ese entonces, que aún como un ciudadano común y corriente, me hubieren permitido y sin costo alguno, diseñar el Paseo Bolívar desde la carrera 38 “Av. de los Estudiantes” hasta la 45 “Líbano”, y paisajísticamente a la “Plaza de la Concordia” entre carreras 45 y 46 “Olaya Herrera”. En el diseño del Paseo Bolívar dispuse a lo largo de sus andenes de una arborización consistente en “alistonias”, frondoso árbol que siempre está verde, así mismo, unos robles en el separador central entre las carreras 43 “20 de Julio” y 44 “Cuartel”, iluminados estos últimos desde el piso con doble lámpara de luz cálida, en el separador detrás de la iglesia de San Nicolás, 6 palmeras reales iluminadas con doble lámpara de color verde y en la plazoleta donde se levanta la estatua de El Libertador, 14 faroles de la época. A la Plaza de la Concordia se le sembraron 42 palmas washingtonia adultas, 30 de estas iluminadas desde el piso cada una con un reflector verde. Con esta bellísima iluminación paisajística esa arteria ya remodelada era todo un espectáculo que resaltaba más de noche que de día, pero me consta que los barranquilleros no la apreciaron como deberían. Finalmente, ante la indolencia de ciudadanía y autoridades, se robaron todos los faroles y no dejaron un solo reflector, así como desaparecieron 12 de los que iluminaban la bella fachada de la Aduana.
Es por lo anterior que afirmo que Barranquilla es una ciudad alumbrada pero no iluminada, y es por lo que he propuesto iluminar la mayor cantidad de fachadas de casas y edificaciones patrimoniales para que nuestra ciudad se ilumine como las grandes capitales del mundo ya que tenemos lo más importante que son esas edificaciones. Imaginen un Museo del Caribe restaurado, el Museo de Arte Moderno MAMB terminado, la Intendencia Fluvial y la Aduana, los cuatro bellamente iluminados, ¡sería un conjunto espectacular! Y si se volviera a iluminar el Paseo Bolívar y la Plaza de la Concordia bajar al centro sería un paseo nocturno muy atractivo. Así renacería el centro urbano de nuestra ciudad.