La extendida crisis social, económica y ambiental de la subregión de la Mojana, donde miles de sus habitantes están a punto de completar tres años inundados por la ruptura de Cara ’e gato, se ha convertido para el Gobierno y, en particular, para la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), literalmente, en un frente abierto con sucesivos reveses, sin solución alguna en el corto plazo, y, por el momento, sin interlocución con algunos grupos de afectados.
A tenor de su descarnado diagnóstico, el actual director de la entidad es consciente de que heredó un problema monumental, que envejece cada vez peor y en el que Estado, que él representa, tiene una enorme responsabilidad. Aunque también pone en la diana a sectores, según él, enemigos del actual Ejecutivo, mientras no descarta declarar la caducidad del contrato que dice no se está cumpliendo.
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“La Mojana también está sufriendo un problema de incomunicación vial”
A las comunidades la idea del dique carreteable les atrae mucho porque Achí y San Jacinto del Cauca, que han sido tan olvidados por el Estado, a pesar de su riqueza y de la mínima justicia que es que un Estado lleve infraestructura básica, solamente se pueden comunicar a través del mismo dique. Cara ’e gato no solamente detiene el agua, también es una carretera y es absurdo que para poder tener comunicación vial entre un municipio y otro se tenga que hacer semejante intervención en el ecosistema. Habría que buscar otras alternativas que el Gobierno no ha considerado y necesariamente no tiene que ser un dique.





















