Compartir:

El periodismo es una de las profesiones más golpeadas por los gobiernos de izquierda. En Nicaragua desaparecieron los periódicos y la radio y la televisión son controlados por el estado. Algo parecido sucede en Cuba y Venezuela donde la censura acabó con el periodismo independiente.

Esta política es el resultado del miedo gubernamental a las críticas y a que la opinión local e internacional se entere de la represión ocasionada por el fracaso de un régimen que acabó con todas las libertades.

Este proceso a largo plazo les da resultado porque las nuevas generaciones se van acostumbrando a vivir con carencias y en un estado de indefensión total por el control férreo de una dictadura que se adueñó de la verdad.

El cuarto poder desapareció y los organismos estatales difunden un nacionalismo pasado de moda para convencer a las masas que todos los males son causados por el capitalismo salvaje que se apoderó del mundo.

Por eso cuando se filtra una información y la población se entera que el desarrollo los dejo en el pasado comienzan a despertarse y a tratar huir del paraíso de pobreza que los ha mantenido en una miseria alarmante. La caída del muro de Berlín, los balseros cubanos y los millones de caminantes venezolanos confirman el desespero de los sometidos a estos estados carceleros.

Por eso la prensa independiente debe alertar de los peligros que acechan a la democracia, que no es perfecta, pero que permite el intercambio de opiniones hasta el extremo de permitir su propia desaparición.

Arturo Baena