
Difícil, pero muy difícil, creer que las Farc estén tomando en serio la presente diligencia de paz, en La Habana, Cuba, con el Gobierno, cuando tanto tiempo invertido en el asunto no ha llevado más allá de las mismas cosas que el Gobierno está ejecutando desde antes del plan de conversaciones y que, incluso, ya existen en la constitución desde hace mucho tiempo. No vale la pena enumerarlas, pues se están viendo o nombradas por noticieros de toda clase.
Lo que esperamos saber los colombianos es hasta dónde pretende llegar esta farsa disfrazada con cosas positivas como la “dejación de las armas” por parte de las Farc y no la entrega de las mismas una vez se firme el tratado. Lo que se espera es que las entreguen y de esta manera se cumplen ambos conceptos, que hasta ahora se manejan con tanta ambigüedad que produce temores y dudas.
Los colombianos no le tenemos miedo a la paz, como algunos lo han aseverado, lo que tenemos es el temor natural a una retoma de armas a corto plazo dadas las condiciones de impunidad que proponen las Farc. No creo que las condiciones sostenidas del conflicto a través del tiempo por parte de los armados ilegales den para las exigencias que tratan de imponer, traducibles en extorsiones, tal como perdón y olvido y, la cereza en el pastel, curules en el Congreso. Tendremos que esperar el referendo para saber si los colombianos estaremos de acuerdo con tales exigencias.
Ulises R. Rico Olivero
uliricol93@hotmail.com
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