Compartir:

Una ‘tensa calma’ se respira en el sur de Bolívar. En los últimas semanas se han documentado diversos enfrentamientos entre los grupos armados ilegales que hacen presencia en la zona, arreciando la disputa por el territorio.

La siembra de minas antipersonales y la instalación de cilindros bomba son algunas de las acciones implementadas por estas estructuras para ejercer un “efectivo” control de las rentas generadas por la minería ilegal.

“El tema de las minas es crítico. El sur de Bolívar está completamente minado. Todas las semanas tenemos reportes de víctimas, tanto civiles como militares. Estas estructuras han convertido las minas en una estrategia de control territorial. Cada vez que una facción avanza sobre un área, siembran minas”, explicó Manuel Berrío, secretario de Seguridad de Bolívar, en diálogo con EL HERALDO.

CortesíaManuel Berrío, secretario de Seguridad de Bolívar.

En ese sentido, expuso que se han tenido reportes de comunidades que “en las noches no pueden salir de sus casas porque los alrededores están plagados de cilindros bomba que retiran solo en la mañana. En otras poblaciones, los campos minados llegan hasta zonas cercanas a las instituciones educativas”.

El funcionario fue enfático al sostener que se requiere una mayor responsabilidad del Estado frente al manejo de este tipo de artefactos: “El Departamento de Control de Armas y Explosivos, que depende del Ministerio de Defensa, no ha cumplido a cabalidad su función. De qué control hablamos si los grupos armados están mejor armados que nunca y si el sur de Bolívar está cundido de minas”.

Y recalcó que “lo que se necesita es una acción contundente y seria por parte de estas instituciones, que hoy parecen más dedicadas a otras tareas que a las que les corresponden”.

Aumento del desplazamiento

En el sur de Bolívar, otra de las graves afectaciones corre por cuenta del desplazamiento forzado de las familias: “El último censo cerró con 902 personas desplazadas en Arenal del Sur, provenientes de los corregimientos de San Agustín y Santo Tomás. En Santa Rosa del Sur lo que predominó fue el confinamiento más que el desplazamiento”.

Sin embargo, Berrío mencionó que con la presencia del Ejército Nacional se ha logrado recuperar el control por algunos puntos, lo que incide en cierta tranquilidad para la comunidad.

“Ahora mismo se puede transitar desde Cartagena hasta Cantagallo, nuestro último municipio en el sur del departamento, sin dificultades en materia de seguridad. Donde sí enfrentamos inconvenientes es en las zonas mineras, como la Serranía de San Lucas y la Serranía de Guamocó, donde estas estructuras se disputan el control”, agregó.

Estrategia diferencial

El secretario de Seguridad de Bolívar puso de presente que en esta zona del departamento operan el ELN, las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo. Sin embargo, acá cuentan con una serie de alianzas que dictan de la estrategia implementada en otras zonas del país.

“El ELN y las disidencias se han unido para enfrentar al Clan del Golfo, que desde finales de 2023 llegó con la firme intención de disputarles la hegemonía de las economías ilegales. Mientras que, en el Catatumbo, el ELN y las Farc combaten entre sí por el control de los cultivos ilícitos, en Bolívar se concentran en la explotación ilegal de minas en el sur del departamento”, agregó.

Indicó que debido al auge de la minería ilegal, que en algunas zonas puede conllevar a la extracción de cerca de 100 toneladas de oro al año, no se han incrementado los cultivos ilícitos.

“Los grupos armados han dirigido todos sus esfuerzos hacia la minería ilegal, más lucrativa y menos riesgosa. A diferencia del narcotráfico —en el que todo es ilegal, desde la siembra hasta la venta del estupefaciente—, con la minería basta con tener el oro en la mano para poder comercializarlo en mercados internacionales como Dubái”, recalcó el funcionario.

Berrío subrayó que la principal petición al Gobierno nacional es que brinde la atención necesaria a la situación que se vive en el sur de Bolívar, con el objetivo de devolverles la tranquilidad a las comunidades.

“La paz no se consigue solo con intenciones, sino con compromisos concretos, tanto del Gobierno como de los grupos armados. Mientras duraron los diálogos con el ELN, estas estructuras aprovecharon para fortalecerse, creciendo de 400 hombres a más de 2.500 en menos de año y medio, algo sin precedentes”, explicó.

Por último, dijo que “ojalá en la búsqueda de la paz se incluyan de manera real a las autoridades departamentales y municipales, porque somos quienes enfrentamos día a día el flagelo de la guerra y quienes podemos aportar una visión más cercana y efectiva de lo que realmente necesitan nuestras comunidades”.

“Ese sector siempre ha sido violento”: ministro Benedetti

El ministro del Interior, Armando Benedetti, aseguró que los cambios en el mapa de violencia en el país se explican con las transiciones que han hecho los grupos armados, que han dejado de lado el cultivo de cocaína para la extracción iegal del oro.

“Ese sector siempre ha sido violento, pero hoy los grupos armados viven más del oro que de la cocaína. Es cierto que hay enfrentamientos, pero no han nacido en los últimos tres años. Son problemas históricos que han disminuido con el tiempo”, sostuvo el jefe de la cartera ministerial en una reciente visita a Barranquilla.

Desde la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) se indicó que la minería representa en esta región una economía informal e ilegal de grandes proporciones; en ese sentido, se estima una producción de cerca de cuatro toneladas de oro anuales, con un valor superior a $1.6 billones.

“La disputa ya no se desarrolla únicamente en torno al dominio económico de las minas, sino que implica la imposición de nuevas reglas de orden social, el establecimiento de rutas seguras para el movimiento de armas y tropas, y la búsqueda de legitimidad frente a las comunidades”, expuso.