El Heraldo
Según los expertos, el laboratorio de Las Flores hubiera estudiado rigurosamente el impacto del nuevo Pumarejo. Jesús Rico - Cortesía
Barranquilla

¿Por qué la necesidad de un laboratorio hidráulico en Barranquilla?

Expertos indican que un seguimiento milimétrico permite advertir a tiempo los cambios en el Río y tomar medidas para evitar líos con el calado. 

¿Por qué es importante el laboratorio hidráulico para Barranquilla? ¿Qué se necesita para instalarlo nuevamente en la ciudad? Estas son dos de las preguntas que surgen a raíz de la petición de dirigentes portuarios y gremiales para que devuelvan este observatorio del Río Magdalena.

Los dirigentes consideran que el laboratorio es fundamental para hacerle un seguimiento milimétrico al río Magdalena, de tal manera que se puedan advertir a tiempo los cambios de este cuerpo de agua en cuanto a la profundidad y la velocidad de la corriente. 

El laboratorio hidráulico fue instalado en Barranquilla por el Gobierno Nacional a mediados de 1972, debido a las variaciones que presentaba constantemente el Río Magdalena. Este centro se encargaría de analizar científicamente el comportamiento del caudal, las velocidades de la corriente y el arrastre del sedimento. 

Su edificación se encontraba en un campamento ubicado en el barrio Las Flores, localidad de Riomar, y su misión era estudiar el Magdalena y su interacción con el mar, desde Bocas de Ceniza hasta 30 kilómetros hacía el sur y 10 kilómetros a la redonda. 

El objetivo de estos estudios era la captación y registro de las variables hidrológicas, es decir, la distribución del cuerpo de agua, su circulación, propiedades físicas, químicas y mecánicas. También debía analizar las variables hidráulicas, como la velocidad del caudal y el transporte de sedimento, y las variables hidrográficas, que contemplan las batimetrías para conocer la dinámica del fondo.

De igual forma, debía examinar las variables geomorfológicas para la observación de la erosión del borde del cause y sus afectaciones geológicas. 

Gracias a la recopilación de las observaciones y averiguaciones de estas variables, se construyó un modelo físico hidráulico del río a escala, dentro de las instalaciones del laboratorio que estuvo ubicado hasta 2014 en Las Flores. 

Enrique Lequerica Otero, consultor para la industria marítima, indicó que ese modelo hidráulico a escala simulaba el comportamiento del Río y analizaba la dinámica en tiempo real del cuerpo de agua. “Estas simulaciones eran importantes para realizar intervenciones dentro del cauce, es decir, para ver cómo inciden las obras, como la construcción del puente Pumarejo, en el normal comportamiento del Río”, indicó el consultor marítimo.

Lequerica precisó que el laboratorio fue cerrado por el gobierno entre 1978 y 1986, período en el que se dejó de estudiar, registrar y recopilar la actividad del Río. 

Aspecto del modelo físico a escala del laboratorio, en 1997.

La operación de Uninorte

En 1986 el laboratorio hidráulico comenzó a ser administrado por la Universidad del Norte y continuó estudiando el comportamiento del río Magdalena, a través del modelo físico a escala con el que se estudió inicialmente.

El ingeniero Manuel Alvarado, quien tenía a cargo la dirección del laboratorio, explicó que en ese entonces se implementaron herramientas tecnológicas que ayudaron a mejorar el desarrollo de los estudios del Río. 

En ese entonces —precisó Alvarado— la Universidad del Norte compró los equipos para la realización de las mediciones batimétricas y la lancha utilizada para navegar por el Río pertenecía al Gobierno Nacional. 

Por su parte, el ingeniero Humberto Ávila, quien hizo parte del equipo de trabajo del laboratorio hidráulico, sostuvo que el espacio estaba dotado con equipos que eran considerados de última tecnología para medir las velocidades, presiones y equipos para medir en campo. 

Precisó que el laboratorio contaba con aproximadamente 20 trabajadores, entre estudiantes de ingeniería civil, sistemas y electrónica, técnicos, profesionales y doctores especializados en hidráulica.

Ávila, quien ahora oficia como director del Instituto de Estudios Hidráulicos y Ambientales de la Universidad del Norte, IDEHA, señaló que con el paso de los años el monitoreo del Río fue más “efectivo”, debido a los equipos tecnológicos que fueron adquiriendo y la aparición del sistema de GPS. 

Enfatizó que a finales de 1999 y comienzo del año 2000, hubo un punto de quiebre con la implementación de los modelos numéricos que fueron reemplazando, poco a poco, el uso del modelo físico a escala. 

“Cuando entramos a trabajar con los modelos numéricos cambiamos el análisis de la hidráulica del río Magdalena. Las mediciones se empezaron a realizar con equipos de campo y se computarizaban los cálculos”, detalló Ávila. 

De igual forma, el ingeniero Ávila destacó la formación de una pequeña comunidad científica a la que pertenecían desde estudiantes de pregrado, aspirantes a magister o doctores, quienes se “apropiaron y empaparon” del estudio del comportamiento del Río. “Muchos de ellos se capacitaron y empezaron a adquirir experiencia, incluso se realizaron estudios y tesis de los estudiantes”, manifestó el experto.

Desaparece en 2013

La Corporación Autónoma Regional del Río Grande la Magdalena (Cormagdalena), tomó la decisión de cerrar el laboratorio hidráulico ubicado en Las Flores y trasladarlo hasta Honda, Tolima.

La Corporación cedió las instalaciones donde funcionaba el laboratorio a la Central de Inversiones S.A y esta posteriormente a la Armada Nacional. Actualmente en el predio se encuentra la Dirección General Marítima, Dimar. 

El ingeniero Manuel Alvarado sostuvo que una de las razones por las cuales decidieron cerrarlo, fue que los trabajos de análisis del comportamiento del Río estaban incluidos en la nueva APP, encabezada por Navelena y cuyo contrato fue caducado por el Gobierno Nacional en abril pasado.

Ante el llamado de líderes y dirigentes del sector portuario de Barranquilla para que la ciudad cuente nuevamente con este laboratorio para estudiar el atípico comportamiento del Río en los últimos años, Cormagdalena señaló que las tareas de mediciones y análisis de parámetros no requieren necesariamente de grandes instalaciones físicas para ser llevadas a cabo.

En ese sentido, Cormagdalena explicó que el conocimiento de la dinámica de un río se puede analizar en tiempo y escala real mediante la medición y monitoreo in situ, es decir, se puede realizar un conocimiento preventivo y predictivo mediante la modelación matemática a escala de las condiciones hidráulicas del cuerpo de agua, contando cada uno de estos tipos de modelación con sus ventajas y desventajas. 

“Actualmente se realizan mediante modelos matemáticos desde cualquier computador. Igualmente es relevante destacar que dichas tareas se han seguido cumpliendo ininterrumpidamente por Cormagdalena y no han sido desatendidas en ningún momento”, afirmó la Corporación.

Asimismo, anunció que ha venido adelantando mediciones y análisis, en ocasiones con la Universidad del Norte y en otras con consultores privados. De igual forma mantiene un convenio con la Dimar para realizar las batimetrías desde el kilómetro 2 hasta el 38 del canal de acceso y hacer campañas mensuales de aforos líquidos y mediciones de corrientes en 27 secciones de control.

Por otro lado, la Corporación señaló que actualmente adelanta estudios con Invías para conocer el estado actual de Río, incluyendo los procesos de sedimentación y erosión.

La draga Pedro Álvarez Cabrales realiza trabajos en el canal de acceso.

Estudios insuficientes

El ingeniero Humberto Ávila señaló que desde hace tres años el río Magdalena no recibe los estudios de peso que ayuden a entender el comportamiento que ha tenido en los últimos años. 

Enfatizó que sí es necesario contar tanto con una estructura que funcione como el laboratorio, como con una comunidad que esté apropiada del tema del Río. “En la ciudad sí hay masa crítica y gente que sabe mucho del río Magdalena, pero está dispersa. Hay que convergir ideas y contar con una estructura, equipamiento y personal calificado”, precisó. 

De igual forma, señaló que la construcción del nuevo Puente Pumarejo debía ser antes estudiada por un laboratorio para prever los posibles impactos que la obra trajera al Río. “Toda la sedimentación que se presenta actualmente, también hubiéramos podido entenderla mejor si contáramos con estos archivos y trabajos científicos que realizaba el laboratorio”, manifestó Ávila. 

Recalcó que los encargados de la construcción del nuevo puente Pumarejo, no realizaron los estudios de modelación rigurosos para profundizar sobre los posibles impactos. Prueba de ello — explicó— está el hecho que Invías incluyó dentro de su nuevo contrato dichos estudios. “Si hubieran hecho estos estudios, no estarían incluidos en un nuevo contrato, es decir, no se hicieron”, aseveró. 

Por su parte, el consultor Enrique Lequerica señaló que los grandes laboratorios del mundo mantienen el modelo físico y lo combinan con el modelo matemático. “Hoy en día hay mejor calidad en los sensores, puedes combinar los dos modelos y simular matemáticamente”, manifestó Lequerica

El consultor portuario aseguró, además, que la implementación del modelo matemático es “la principal excusa” para que el Gobierno no quiera traer de nuevo el laboratorio a Barranquilla. 

Entretanto, Carlos Rosado, director ejecutivo de la Cámara Colombiana de Infraestructura seccional Atlántico, indicó que, si bien no es necesario un modelo físico debido al software que permiten realizar las modelaciones, sí es “fundamental” que desde Barranquilla se opere dicho modelo. “Es la única manera de ser proactivos ante los cambios del Río y no reactivos, lo cual resulta muy costoso”, indicó. 

Entre tanto, el concejal Carlos Meisel señaló que el Gobierno debe garantizar todos los recursos para que funcione el laboratorio y se estudie a fondo el problema por el que atraviesa la ciudad, que se ve afectada en su competitividad, debido a las constantes restricciones. 

El cabildante insistió en que Barranquilla no puede seguir pidiéndole dádivas al Gobierno, y calificó de inaudito que la agenda del río Magdalena se siga manejando desde Bogotá.

Estado del canal de acceso: calado autorizado está en 9,8 metros

La Dirección General Marítima, Dimar, a través de la Capitanía de Puerto de Barranquilla emitió un nuevo mensaje de seguridad el pasado 29 de junio, donde informó que, de acuerdo con los análisis realizados por el Comité de Seguridad Náutica, el calado autorizado para la entrada y salida de embarcaciones en el canal de acceso es de 9,8 metros entre el kilómetro 0 al 11.

De igual forma, indicó que debido a las variaciones en las profundidades al norte de la boya 9 en la zona de fondeo “Delta” en Las Flores, se determinó restringir el calado máximo de los buques para uso de esta zona hasta 8,0 metros. Asimismo, sostuvo que, de acuerdo a la última batimetría realizada en el sector Dársena –Puente Pumarejo, se restringió los calados máximos de ingreso a 8,5 metros y salida a 7,8 metros. 

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