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En los últimos años, expertos del sector energético vienen insistiendo en la urgencia de fortalecer la firmeza del sistema eléctrico en Colombia. La incorporación de nuevos proyectos no ha superado el 20 % de lo previsto desde 2020, incumpliendo las metas establecidas.

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De los 316 megavatios que debían entrar en operación entre enero y mayo de 2025, solo se incorporaron 55. Esto, sumado al crecimiento sostenido de la demanda en los sectores productivos y el consumo residencial, presiona la capacidad instalada y eleva el riesgo de que el país alcance un punto crítico hacia 2026.

Cabe destacar que, con la entrada en vigencia de las leyes 142 y 143, el sistema eléctrico colombiano ha mantenido históricamente un margen de reserva que ha garantizado la atención de la demanda incluso en condiciones adversas, como sequías prolongadas.

Sin embargo, en los últimos cinco años, Colombia enfrenta una estrechez eléctrica crítica. Uno de los principales factores es el atraso en la entrada en operación de los proyectos energéticos que se esperaba inyectaran más energía al Sistema Interconectado Nacional (SIN).

Entre 2020 y 2024 se registró un rezago significativo en la entrada de nueva capacidad de generación. En 2020 estaban previstos 2.299 megavatios, pero solo ingresaron 361; en 2021 se esperaban 1.868 y entraron 132; en 2022 la meta era 3.613 y se incorporaron 995; en 2023 se proyectaban 6.608 y apenas se adicionaron 1.155; y en 2024, de los 5.720 programados, solo entraron 1.447.

Si la tendencia actual se mantiene, el país podría enfrentar escenarios de estrechez eléctrica que obliguen a implementar medidas de emergencia, como racionamientos o cortes selectivos, especialmente en épocas de baja hidrología. Además, la falta de nueva generación firme obligaría a recurrir más a plantas térmicas, con un aumento en los costos de generación y en las emisiones contaminantes.

Para los gremios, la percepción de un sector eléctrico con alta incertidumbre y baja ejecución puede desalentar nuevas inversiones, creando un círculo vicioso que complique aún más la expansión de la oferta.

De acuerdo con líderes del sector energético, el sistema está muy ajustado para los próximos tres años: 2026, 2027 y 2028. Según la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), la demanda ha bajado, pasando de un déficit proyectado entre el 4 % y el 6 % a uno entre el 2 % y el 4 %.

Antes, las plantas térmicas solo funcionaban como respaldo de las hidráulicas, pero hoy se han vuelto necesarias. Aun así, el déficit persiste. Así lo explicó Alejandro Castañeda, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), quien señaló que en las horas de mayor demanda en Colombia —entre las 6 y las 9 de la noche— ya no alcanza la generación hídrica para cubrir el consumo, por lo que es necesario encender las térmicas. “La generación térmica es indispensable”, afirmó.

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En ese sentido, recordó que XM ya había advertido esta situación: “Hay que mantener prendida la térmica más tiempo, no solo para evitar problemas en un evento de El Niño, sino incluso para prevenir racionamientos durante un verano normal. El sistema está muy ajustado y, si no se toman medidas pronto, es decir, si no se logra adicionar capacidad, habrá problemas”, advirtió.

Según cifras del sector, en los últimos cuatro años solo ingresó el 28 % de lo esperado. “Necesitamos agregar aproximadamente 2.000 megavatios nuevos, de los cuales entre 500 y 700 deberían ser térmicos. Estamos con el lazo al cuello y con los tiempos demasiado justos, lo que nos pone en una situación muy delicada”, insistió Castañeda.

De acuerdo con cálculos de expertos, se necesitan $40 billones de inversión en los próximos cinco años: $18 billones para generación, $12 billones para transmisión y más de $10 billones en distribución.

“Estamos hablando de recursos vitales que, si no hay certeza y confianza, llevarán al sector a una situación complicada. Si no tenemos esas inversiones, el país podría enfrentar apagones en el año 2028 o 2029, porque no tendremos la energía necesaria para responder a la demanda”, subrayó el líder gremial.

¿Por qué hay estancamiento?

Para los expertos, existe una combinación de factores que limitan la expansión y la firmeza del sector energético en Colombia, afectando tanto a la generación como a la transmisión.

Los retrasos, que desincentivan nuevas inversiones y generan incertidumbre en los proyectos en curso, obedecen en gran parte a las demoras en la obtención de licencias ambientales y a las consultas previas con comunidades, que pueden extenderse durante años sin una resolución clara.

En ese sentido, la inversión en proyectos renovables cayó un 70 % entre 2022 y 2023, debido a cambios en incentivos fiscales, altos costos de capital y presiones sobre precios.

Más energía firme

Sandra Fonseca, presidenta de Asoenergía, ha sido enfática en varias ocasiones en señalar que en Colombia no tenemos suficiente generación para abastecer la demanda de todo el país.

“Y aunque es fuerte decirlo, es la realidad. No contamos con la energía firme ni con la generación competitiva suficiente para cubrir la demanda”.

Asimismo, aseguró que tampoco se tiene la transmisión necesaria para conectar la poca oferta de energía que se desarrolla, ni la capacidad de las redes de transmisión y distribución para atender el crecimiento de la demanda existente y la nueva.

A esto se suma, sostuvo, que no hay suficiente gas y eso impide ampliar la capacidad energética eléctrica.

“Estamos, desafortunadamente, en una crisis de expansión de infraestructura, entendida como la base de la prestación del servicio energético en el país”, advirtió la líder gremial, que representa la gran demanda industrial y comercial del país.

Para Fonseca hay una “débil respuesta institucional”, porque el sector no cuenta con la capacidad regulatoria que debería resolver y dar señales claras.

Además, señaló, no se cumple con la planeación ni con la política que podrían dar soluciones, pero que no se materializan.

“No existe, hoy, la respuesta suficiente ni desde la inversión pública ni desde la privada, cuando debería haber una combinación de ambas”, afirmó.

Cabe recordar que desde el sector eléctrico aseguran que es urgente garantizar la energía en firme, y para ello es clave entender que en Colombia la Energía Firme para el Cargo por Confiabilidad (ENFICC) se define como la máxima cantidad de energía eléctrica que una planta puede suministrar de manera continua durante un año, incluso en condiciones extremas de baja hidrología.

En ese sentido, la firmeza es fundamental para garantizar la confiabilidad del suministro eléctrico, especialmente durante periodos críticos.

Para asegurarla, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), a través de subastas, establece el Cargo por Confiabilidad, en el cual los generadores se comprometen a entregar una cantidad específica de energía.

Este mecanismo asegura que los generadores estén disponibles para cubrir la demanda en situaciones de escasez, proporcionando estabilidad y seguridad al sistema.

Es por ello que el sector espera que en la subasta de cargo por confiabilidad que se realizará el 24 de marzo de 2026, que será fundamental para asegurar el suministro energético 2029-2030, se definan las reglas claramente para la participación, remuneración y estabilidad normativa para viabilizar inversiones en tecnologías complementarias al solar.

No obstante, paralelamente, la Creg abrió una consulta con cambios en las condiciones de pago a las plantas existentes, lo que ha generado gran incertidumbre en el sector.

En esa propuesta se plantea reducir la remuneración a las térmicas a unos 15,8 dólares, mientras que a las hidroeléctricas se les otorgaría una prima cercana a 23 dólares. Desde la óptica de confiabilidad, esta diferenciación no resulta coherente y ha enredado el proceso, aseguraron los líderes del sector.

Proyectos solares

En la última subasta de confiabilidad para el periodo 2027-2028 se adjudicaron 4.489 MW, de los cuales 4.441 MW correspondieron a proyectos solares. La cifra refleja el peso de esta tecnología en las nuevas asignaciones, aunque no garantiza la firmeza que requiere el sistema debido a la variabilidad de la radiación solar.

XM —operador del mercado— advirtió que la dependencia excesiva de energía solar sin respaldo suficiente puede generar caídas abruptas de oferta en momentos críticos; esta vulnerabilidad aumenta frente a eventos climatológicos extremos.

Para finales de 2024, la capacidad de energía solar alcanzó los 1.928 megavatios, lo que representa cerca del 9 % de la capacidad total del país. El crecimiento se intensificó desde 2023, cuando se instalaron 952 MW en apenas 18 meses.

Según la Upme, en diciembre de 2024 había 32 proyectos solares en construcción por 5.022 MW y 13,5 GW aprobados para entrar en operación entre 2023 y 2033.

Pese a las barreras regulatorias, sociales y logísticas, un informe de Bancolombia señala que Colombia, gracias a sus condiciones geográficas y a contar con una de las mejores radiaciones solares de la región, tiene una proyección de crecimiento que pasaría de 1.928 MW en 2024 a 10.986 MW en 2028, lo que equivaldría al 31,9 % de la capacidad instalada del país.

El mismo informe advierte que el desarrollo de los proyectos solares enfrenta retos adicionales: limitaciones de capacidad y retrasos en la infraestructura de transmisión, incertidumbre regulatoria, problemas logísticos con equipos importados y conflictividad social y territorial.

En medio de este panorama, los expertos coinciden en que la clave está en despejar la incertidumbre regulatoria y acelerar las inversiones.

Los Sistemas de Almacenamiento, una necesidad para el país

Uno de los grandes desafíos de la incorporación de fuentes no convencionales como la solar y la eólica es su naturaleza intermitente, que requiere respaldo para almacenar esa energía y usarla en horas de mayor demanda, como en la noche.

Esta intermitencia, sumada al riesgo de estrechez entre oferta y demanda a partir de 2026, ha puesto en evidencia que el almacenamiento es una condición indispensable para asegurar energía firme y confiable durante todo el día.

Para ello, se requieren Sistemas de Almacenamiento Eléctrico con Baterías (Saeb). Desde el sector han manifestado la necesidad de que el país avance en esta tecnología.

Carlos Mario Caro, gerente general de ISA Intercolombia, explicó: “Si en el día tenemos una planta solar y le colocamos una batería, en la noche ese almacenamiento puede salir a dar energía”, indicó.

Precisamente, esta compañía anunció inversiones por cerca de 7.000 millones de dólares en almacenamiento en América Latina.

En la misma línea, Alexandra Hernández, presidenta de SER Colombia, destacó que los Saeb no solo facilitan la integración de energías limpias, sino que alivian la congestión de la red y aportan servicios críticos como regulación de frecuencia y respuesta ante emergencias.