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Las Muñecas del Junior son mucho más que una cara bonita y un par de pompones. Estas jóvenes son verdaderas apasionadas por el equipo rojiblanco, y además de presentar un espectáculo en el medio tiempo para los espectadores, son hinchas de corazón que entregan toda su energía en cada presentación.

Las 15 porristas del equipo Tiburón son igual de entregadas a su equipo como a la danza, y conjugan ambas cosas cumpliendo este rol. 'Yo nunca estudié danza pero desde pequeña me gustaba y andaba bailando y montando coreografías', cuenta Teranyely Molina, quien con 20 años reparte su tiempo entre su trabajo como bailarina y como animadora del Junior.

Teranyely llegó a hacer parte de las Muñecas gracias a su participación en el certamen Reina de Reinas en el 2013, en donde una de sus compañeras, que ya era porrista, vio sus aptitudes para el baile y la invitó a que hiciera la prueba. Eso fue hace poco más de un año.

Sus padres y hermanos también son junioristas. 'A veces les molesta un poquito que esté viajando, pero es mi trabajo y lo que me gusta, y me han apoyado', explica, refiriéndose a las veces que debe salir de la ciudad a cumplir presentaciones.

Entre sus planes está seguir apoyando a su equipo del alma y continuar sus estudios de administración portuaria y aduanera.

Al igual que Teranyely, Dalirys Flérez vive de bailar. Esta joven de 21 años estudió danza en Bellas Artes y modelaje, y también fue una amiga la que la llevó a las filas de las Muñecas del Junior.

'Estaba visitando a una amiga y me dijo que la acompañara, pero no sabía a dónde. Terminamos en el casting y me preguntaron si quería participar, a pesar de que yo realmente no había ido a eso', dice Dalirys, que demostró sus aptitudes y enseguida le pidieron que se uniera.

'Siempre me ha gustado el fútbol, siempre he ido al estadio y soy hincha de Junior pero nunca me había pintado en eso de porristas. Mi interés era ver el partido. Ahora soy esa porrista que está siempre pendiente del partido como si estuviera en la tribuna, siempre voy a apoyar a Junior, pase lo que pase'.

Dalirys está hace un año con las Muñecas y siempre ha contado con el apoyo de su familia. 'No es un secreto para nadie que las porristas no tienen una fama muy bonita, pero aquí en mi casa me conocen, saben mis principios y mis valores. Mis compañeros y amistades también, saben que no voy a hacer cosas indebidas'.

Ese mismo apoyo ha recibido Mary Candanoza de sus seres queridos. 'Todos están felices, completamente orgullosos de mí y me apoyan 100% en esto, porque me conocen y no les molesta lo que diga la gente', dice esta joven de 19 años, estudiante de cuarto semestre de Locución para Radio y Televisión.

Siendo la menor de seis hermanas, es la consentida de la casa, aunque sus cuñados no dudan en jugarle bromas cuando el equipo pierde. 'Me molestan, me dicen que soy la ‘saladera'.

Mary entró a las Muñecas porque buscaban bailarinas, y esa es precisamente su especialidad, además de la escritura, que practica en el tiempo libre que le queda después de los ensayos, que pueden ser de una a tres veces por semana.

A Andrea Osorio, dos de los coreógrafos de las Muñecas del Junior la vieron bailar y le pidieron que se uniera al grupo de porristas, y ha disfrutado cada momento de esta experiencia, desde que entró hace un año y medio.

Andrea es de Fundación, Magdalena, pero siempre ha sido hincha del Junior. Y eso es vital para su labor, pues 'si no amamos al equipo, no sufrimos, no traemos la energía necesaria para apoyarlo'.

Esta joven de 21 años estudió administración de empresas y ha ejercido su carrera, pero desde hace cinco años se dedica al baile, y desde hace dos, también al modelaje.

'A mi mamá al principio no le gustaba porque decía que era una pérdida de tiempo, pero cada vez que me ve en televisión o bailando, se emociona, le gusta y me dice que está orgullosa de mí', cuenta.

Ese orgullo es el que siente Olga Barrios al tener la responsabilidad de animar a su equipo y a la fanaticada. Con 19 años, Olga perteneció primero a la Fundación Alma de Danza, que actualmente está a cargo del montaje de las Muñecas del Junior, y luego hizo el casting para ser una de las elegidas.

'Siempre he bailado. Desde que soy muy pequeña me ha gustado el baile. En la fundación desarrollé más estilos y ritmos, folclor y música moderna', relata Olga, que estudia licenciatura en cultura física y trabaja en protocolo y como bailarina.

Para ella y todas las Muñecas, el partido del domingo contra Nacional les dejó una marca. 'Yo nunca había estado en un estadio tan lleno como ese día. Fue muy emocionante la alegría de las personas unidas en un solo sentimiento'.

'Me erizaba, los ojos se me aguaron cuando estábamos cantando el himno, y fue una sensación que yo jamás en este año y medio había experimentado. Fue espectacular ver el amor que todos sentían por la camiseta', añade Mary.

Ninguna de ellas podrá acompañar al equipo durante la final de mañana en Medellín, pero todas esperan, como el resto de la hinchada rojiblanca, que el equipo regrese con la octava estrella.