Contemplativa y expectante dentro de un universo gobernado por la elegancia y la simpleza, el cual se transforma consecuentemente en siluetas, estructuras y color, Francesca Miranda ha construido alrededor de la moda su propia historia.
{"titulo":"'Servir es algo que mantiene alegre mi alma'","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/los-90-de-los-90-manuel-roa-el-creador-de-la-ostreria-picasso-en-barranquilla-1021863"}
Los primeros acercamientos que tuvo a este se relacionan con la perspectiva artística, formación que recibió de manera natural en casa, sus padres, unos apasionados por la cultura y las expresiones de libertad hicieron de ella a través del ejemplo, un repositorio de gracia y virtud.
Casa llena
Entre los recuerdos más específicos que posee Miranda de su padre está el cuidado y la dedicación que este ponía para elegir las prendas de vestir, las cuales se convertían en parte de su lenguaje.
'Mi casa estaba llena de arte y cultura, mi mamá y mi papá se entendían muy bien porque eran amantes de la música, el teatro y la lectura, pero en particular mi padre era diplomático, y ponía tanta atención a su ropa, algo que me asombraba'.
{"titulo":"'Nunca pensé en hacerme famosa, simplemente he hecho algo que me gusta'","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/90-de-los-90-el-heraldo-perfil-de-la-disenadora-de-modas-barranquillera-silvia-tcherassi"}
Ese mismo cuidado también se trasladaba a todo el hacer de la casa, desde la composición de los espacios hasta lo que se iba a poner la misma Francesca.
'Crecí rodeada de buen gusto, de la estimulación a la atención al detalle, pero sobre todo de mucho arte, eso me hizo muy sensible, aunque nunca pensé en convertirme en diseñadora'.
Mundo de posibilidades
Cuando estuvo lista para cursar sus estudios profesionales tiene la oportunidad de irse a Nueva York, donde estudia Mercadeo de la Moda, y aunque poseía relación con lo que la vida tenía destinado para ella, en ese momento no era consciente.
En ese proceso no solo comenzó a ampliar su percepción ante el mundo, sino que también encontró el amor, y casándose con un barranquillero, viene a vivir a la ciudad, y aunque había planeado dedicarse al hogar, la inquietud natural de su creatividad se lo impidió.
{"titulo":"'Dicen que el arte no sirve para nada, pero a mí me salvó'","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/90-de-los-90-el-heraldo-perfil-de-nitho-cecilio-el-pintor-del-carnaval-1017211"}
'Me la pasaba muy aburrida en casa, y él era dueño de una empresa de textiles. Le pedí un par de telas, una máquina y alguien que me ayudara a coser, y comencé a dibujar lo que se me ocurría, gran parte de mis recuerdos de mi infancia'.
Elegancia y creatividad
En ese punto la elegancia y la creatividad de Francesca Miranda se unieron para crear una pieza con identidad Caribe, la guayabera, la cual dentro de su universo se convertiría en la primera y más vigente de todas sus prendas.
'Fácilmente puedo recordar que fui de las primeras en hacer guayaberas intervenidas con detalles a mano, ahí comenzó el universo de Francesca Miranda, haciendo una referencia al pasado, pero siempre conectada con el futuro'.
{"titulo":"Ventura Díaz Mejía, un referente del periodismo que marcó generaciones","enlace":"https://www.elheraldo.co/barranquilla/90-de-los-90-el-heraldo-perfil-de-ventura-diaz-mejia-1009529"}
De ahí en adelante las demás cosas comenzaron a darse solas, y es que si en algo enfatiza Francesa, es en la exigencia y el esfuerzo.
'Esto que está hoy no se formó de la nada, todo arrancó muy pequeño, casi que entre amigos y familia y cada poco de dinero que generaba se invertia de nuevo para poder crecer'.
Además, su irrestricta disciplina le permite incluso con el paso del tiempo estar atenta a cada detalle de su producción, lo cual para ella, garantiza la calidad.
Un temporada para encontrarse
Pese al éxito sostenido que ha tenido Francesa desde sus inicios, estos no la han eximido de enfrentarse a retos, uno de los más complejos y que le permitió igualmente reencontrarse fue la pandemia. A través de ella, todo entró en recesión y ante la preocupación del contagio, ella entró en un momento de profunda reflexión en el cual aumentó su espiritualidad. 'Todo ha sido una experiencia muy diferente, y en este proceso lo más importante es que he aprendido a que no tengo el control del todo, que Dios gobierna y que en él puedo descansar, y ese al final ha sido mi real éxito, reencontrarme'.





















