Domingo de Ramos sin palmas de cera, ni procesiones
En la tercera ola de la covid-19, los fieles asistieron a los templos cumpliendo con los protocolos de bioseguridad.
En los corazones atlanticenses está arraigada la tradición religiosa que tiene un punto esplendoroso durante la Semana Santa. Para este tiempo de Pascua habitualmente se despliega gran cantidad de eventos alrededor de la celebración; sin embargo, en medio de la coyuntura sanitaria por la covid-19 se activaron las alarmas en los templos.
Para este Domingo de Ramos en Barranquilla cada parroquia optó por un horario y se respaldaron con transmisiones virtuales de sus eucaristías. Aunque estuvo permitida la entrada a las iglesias, hubo ciertas restricciones.
Celebración en la Catedral
Separados por dos metros de distancia, los religiosos vivieron el Domingo de Ramos desde las 8:00 a. m. con una misa presidida por monseñor Pablo Emiro Salas en la emblemática Catedral Metropolitana María Reina.
A la iglesia llegaron los católicos, quienes debían registrarse antes de ingresar al recinto santo y cumplir con el debido protocolo de desinfección.
Una procesión de entrada dio inicio a la eucaristía, representación que hace alusión a la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. En su caminata por el pasillo del templo, el líder religioso bendijo los ramos de los asistentes. Este nuevo formato se planteó de tal manera para evitar aglomeraciones.
A falta de palmas de cera, un equipo de la Alcaldía de Barranquilla regaló a las afueras de la Catedral ramos de uva y roble en pequeñas macetas para promover también la siembra de árboles en la ciudad. Estos reemplazaron los aplausos y se batían de un lado a otro al ritmo de las alabanzas.
En la homilía, luego de compartir el evangelio, el Arzobispo de Barranquilla trajo a colación el tema de la emergencia por el coronavirus. Expresó un mensaje alentador y de esperanza para aquellas familias que han despedido a un ser querido desde que inició la pandemia.
Impresionado por el desmedido alcance que ha tenido la covid-19, Salas pidió al público virtual y presencial procurar poner en práctica el autocuidado.
En el acto litúrgico, el líder religioso invitó a valorar la vida y a reflexionar en torno a los estragos ocasionados por el virus, y sobre las enseñanzas que ha dejado a su paso.
El obispo auxiliar emérito de Barranquilla, monseñor Víctor Tamayo, y el padre Jaime Marenco, director de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), estuvieron presentes en la eucaristía y elevaron unas plegarias.
Bajo estrictos protocolos
Algunos de rodillas en el reclinatorio y otros con cabeza abajo y manos al pecho. Así se vivió el acto simbólico en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen. Desde las 7:00 de la mañana el recinto abrió sus puertas. Grandes y pequeños se dieron cita en esta fiesta pascual.
Este atípico Domingo de Ramos, que se vivió bajo las estrictas medidas de bioseguridad estipuladas por el Gobierno nacional, obligó a un equipo logístico de la parroquia a recibir a los feligreses con inscripción previa para entrar.
Año tras año, las tradicionales palmas de cera eran infaltables en esta celebración. En cambio, en este 2021 se vieron contados ramos de olivo en las manos de los fieles. Con extrañeza, los vendedores informales alrededor de las parroquias este año no sacaron la respectiva mercancía religiosa, lo que deja en evidencia el impacto a este sector.
En tiempos normales, dar la paz en medio de la misa era un momento en el que abundaban los saludos de mano y calurosos abrazos; para estas épocas solo está permitido un simple saludo a lo lejos o una reverencia.
Domingo de Ramos en medio de la pandemia en Barranquilla
La Semana Santa inicia con poca asistencia de los feligreses a los templos pero adaptándose a la virtualidad en medio de la pandemia del coronavirus.
San Pedro y San Pablo
Los vecinos del barrio Galán se congregaron una vez más en la Unidad Pastoral San Pedro y San Pablo para unirse en comunión y vivir esta celebración en condiciones atípicas.
Con medidas bioseguras se llevaron a cabo varias jornadas durante la mañana de ayer. Un puesto de desinfección con gel antibacterial esperaba al público al entrar y salir de la parroquia.
La hostia se entregó desde diferentes puntos de la iglesia para evitar largas filas.
Por fuera de la iglesia una mujer esperaba la culminación de la misa para ofrecer los típicos y exquisitos dulces. Estos tradicionales manjares fueron preparados por parte del personal de la misma sede católica para ser comercializados y aportar al sostenimiento del templo. Así lo dejó saber Mary Tapias, servidora de la parroquia.
“No nos hemos descuidado con la bioseguridad. A pesar de la pandemia hemos mantenido el templo. Contamos con el apoyo de la gente en las ventas y hemos cubierto las necesidades de la parroquia”.
Feligreses infalibles
La joven Andrea Ordóñez contó que siente que la Iglesia Católica ha sido “una de las más afectadas” durante la pandemia. “Siempre las dejan a un lado, las iglesias no han tenido ni voz ni voto (…) Yo vivo la Semana Santa con mi corazón, lo ideal es vivirla dentro de lo que se puede, en las casas. Toca vivirla en familia como el año pasado”, indicó.
Amparo Pozo, servidora de la iglesia del Carmen, afirmó que la covid-19 produjo una situación lamentable ya que muchas personas anualmente esperan ansiosos para vivir esta fiesta. “Es difícil para algunos, pero las medidas son indispensables (…) La espiritualidad virtual es la que está de moda. Aunque haya una pantalla de por medio, si te conectas con Dios, ahí estará presente”.
Este lunes desde la Catedral Metropolitana se estará celebrando la Misa Crismal. En el evento se bendicen los óleos que se utilizan en la celebración de los sacramentos y también se consagran los presbíteros.
El encuentro se transmitirá vía ‘streaming’ por las plataformas digitales de la Gobernación del Atlántico, la Arquidiócesis de Barranquilla y EL HERALDO, a las 10 de la mañana.