Un medicamento de uso cotidiano, presente en millones de hogares, se ha convertido en el nuevo foco de controversia política en Estados Unidos. El presidente Donald Trump advirtió este lunes desde la Casa Blanca sobre un presunto vínculo entre el paracetamol durante el embarazo y el autismo en los niños, a pesar de que no existen estudios concluyentes que lo respalden.
Según reportes de The Washington Post, el anuncio se hizo acompañado por autoridades sanitarias y sumaría la propuesta de un tratamiento experimental basado en la leucovorina, un derivado del ácido fólico, como alternativa para abordar el autismo.
La noticia ya genera rechazo entre la comunidad médica. Para el paidopsiquiatra Haroldo Martínez, se trata de “una barbaridad” sin sustento científico que puede abrir un escenario de confusión y consecuencias graves en la salud pública.
“Todavía no hay ninguna demostración de que el paracetamol o el acetaminofén en el embarazo tengan una incidencia en autismo. Los estudios científicos niegan todo eso”, afirmó Martínez en diálogo con este medio.
Recordó que algo similar ocurrió hace años en Estados Unidos, cuando se difundió la idea de que las vacunas estaban vinculadas con el autismo, una hipótesis descartada desde hace mucho tiempo.
“El error de suspender las vacunas produjo un aumento de casos de sarampión, varicela y otras enfermedades de la infancia. Fue una tragedia que obligó a retomar la vacunación masiva”, advirtió el especialista, resaltando la necesidad de ser extremadamente cuidadosos al difundir mensajes desde instancias de poder. “No importa que sea el presidente Trump, él no es científico”, indicó.
Martínez señaló a EL HERALDO que detrás de afirmaciones como la expresada por la Casa Blanca pueden existir “intereses económicos y políticos” relacionados con la industria farmacéutica y con restricciones impuestas a la educación y la investigación.
“El gremio médico sabe que eso no es cierto y seguirá indicando paracetamol o acetaminofén a las mujeres embarazadas que lo necesiten”, recalcó.
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Consumo de ácido fólico
El neuropsicólogo Pedro Puentes Rozo recordó que la ciencia ha identificado con claridad algunos elementos asociados a los trastornos del neurodesarrollo, siendo uno de los más relevantes la deficiencia de ácido fólico en las gestantes.
“Lo que dice Trump no tiene evidencia científica, pero hay algo que está muy asociado a trastornos del neurodesarrollo, especialmente a lo que se llama mielomérico cerebro, y es la deficiencia de ácido fólico en mujeres gestantes en los primeros meses de embarazo. Por eso se hace tanto énfasis en que las mujeres tengan consumo de ácido fólico. Es clave durante los tres primeros meses de embarazo especialmente”.
Puentes añadió que el componente genético también tiene un peso determinante. “Cada día está más demostrado que las enfermedades en general tienen un componente genético, y es mucho más probable el riesgo de padecer autismo en familias que tienen antecedentes de autismo”, afirmó.
A estos factores se suman otros de tipo epigenético y situaciones médicas en el parto. “Un factor de riesgo alto para el autismo, pero también para la parálisis cerebral y otros trastornos, es el trauma del nacimiento. La falta de oxígeno en el momento del parto, lo que conocemos como anopsia, está identificada desde hace décadas como un desencadenante de alteraciones en el desarrollo neurológico”.
Entretanto, el paidopsiquiatra Haroldo Martínez, expresó que aún no se ha identificado una causa única y precisa sobre el autismo. “Es una condición muy compleja. Yo estoy escribiendo un libro que se llamará El autismo no es una enfermedad, es un producto de la evolución. Hoy hablamos de neurodiversidad: niños con cerebros distintos, resultado del mismo proceso natural de ensayo y error que siempre ha existido, teniendo en cuenta que todo lo que hacemos influye en el cerebro”.