Obregón era un aficionado de los animales, además de ser un experto cazador. El hecho de haber vivido por fuera del país también le aportó a la construcción de sus obras en la que se hacían presentes los colores y la naturaleza.
Su encuentro con el arte surge tras desertar de sus estudios de aviación en Boston, Massachussets (EE. UU.). Al regresar a Colombia trabaja en las empresas textiles de su familia donde los colores y las texturas comenzaron a conectarlo con el mundo del arte.
Luego decide explorar Colombia y comienza a trabajar como conductor para una empresa petrolera en el Catatumbo, donde la magia y la profundidad de la naturaleza le encantan.
Decidido a estudiar arte regresó a Boston, donde no fue admitido, y solo logró ingresar a una escuela de pintura para niños en la que luego de un semestre hace su primera exposición; en ese momento, regresa a Colombia y en el Caribe se explora como pintor y descresta con sus creaciones.
En 2022 se conmemoran 30 años de su muerte, ocurrida el 12 de abril de 1992 y 102 años de su natalicio. Su legado se ha mantenido vivo, pese a que han pasado tres décadas, sus obras parecen renovarse, al punto que los críticos en arte sostienen que su legado se extenderá al menos durante un siglo más.
Obregón y su amor por Cartagena
Los que lo conocieron, cuentan que siempre buscaba estar en espacios donde se sentía cómodo y en Cartagena encontró su lugar. Yolanda Pupo de Mogollón, actual directora del Museo de Arte Moderno de Cartagena (Mamc), conoció a Alejandro antes de que este se mudara permanentemente a La Heroica y por muchos años entablaron una muy cercana amistad.
'Él venía mucho a visitar a Enrique Grau y Cecilia Porras que vivían aquí en Cartagena y como con ellos nada era pequeño o simple, además de que ya nos conocíamos, coincidimos en darle a la ciudad la oportunidad de recuperar el Museo de Arte Moderno que había perdido en el 58'.
Pupo de Mogollon, recuerda que Obregón decide mudarse definitivamente a Cartagena hacia los años 60, ad portas del gobierno de Carlos Lleras Restrepo. En ese momento de la historia, Cartagena carecía de espacios para el arte, entonces Obregón y sus amigos tomaron la responsabilidad de recuperar las obras que la ciudad había perdido.
'Alejandro no era un hombre de pocos amigos, de hecho donde se sentara él hacía un amigo nuevo. Muchos cartageneros lo recuerdan caminar por las calles con un cigarrillo Pielroja en la mano, porque eso sí, le encantaba fumar'.
Para Yolanda, Alejandro, a quien se refiere con tanta cercanía, tenía una personalidad única. Arriesgado, sin protocolo, pasional, sincero y, en algunos casos, desbordado, son algunas de las cualidades que más recuerda de su amigo de años.
Para Obregón, su personalidad despertaba amores y odios, algo que Yolanda considera normal en los artistas.
'Nunca olvidaré la última vez que vi a Alejandro. Estábamos en una exposición de fotografía en el Museo y me dice: ‘ubícate hacia la izquierda que no te veo bien’. Estaba perdiendo la vista'.
Después de eso Obregón agravó y se descubrió que la enfermedad que lo llevaría a despedirse de sus allegados y del arte sería un cáncer terminal.
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Escondido en la ciudad
Para algunos cercanos, Obregón compartía una suerte de personaje enigmático, una que iba más allá de la profundidad que aplicaba en los colores de sus obras. Su hijo Rodrigo, recientemente fallecido, era un aficionado de encontrar aquellas piezas incógnitas de su padre que divagan por los rincones de Barranquilla.
Katherine Castillo Rolong, jefa de cultura del Banco de la República en el Atlántico, conoció al restaurador de arte mexicano, Rodolfo Vallín, quien era amigo de Rodrigo Obregón.
'Al parecer en el Hotel El Prado existen vestigios de una obra de Obregón y el día que el reconocido restaurador de las obras de Obregón, Rodolfo Vallín se iba a encontrar con su hijo Rodrigo a ver la pared en donde se presumía que se encontraba la pieza de Alejandro, lamentablemente ese mismo día Rodrigo entra a la clínica y posteriormente fallece. Con esa obra en El Prado se cree que pasó lo mismo que sucedió en La Cueva, en donde se encuentra 'La mujer de mis sueños', una obra de Obregón que fue restaurada en el 2004 por Vallin'.
En Barranquilla y el Atlántico existen muchas obras de Obregón, más allá de los murales, obras de gran formato como el telón de boca, los frescos y las piezas que pertenecen a las exhibiciones del Museo de Arte Moderno de Barranquilla (Mamb), Obregón también creó piezas que actualmente pertenecen a colecciones privadas.
'Obregón dejó en Barranquilla y el Atlántico muchas obras que actualmente pertenecen a colecciones privadas, que fueron encargados que particulares le hacían al artista'.
Actualmente, el Banco de la República desde su oficina de cultura lidera un proyecto de visibilización y apropiación cultural, llamado: La ruta Obregón. Este comenzó en marzo del 2022 con la presentación del ‘Telón de Boca’, que fue trasladado del Teatro Amira De la Rosa, a la sede del banco.
La ruta incluye un plan de visitas guiadas a las obras que el maestro dejó en Barranquilla y el Atlántico. Estas jornadas mensuales de carácter gratuito, terminan con un espacio de interpretación, en el que los asistentes tienen la oportunidad de participar en un ejercicio de creación artística.
Obregón y sus obras
1. El cóndor
Alejandro es famoso por sus obras secuenciales, incluso, según la academia, las propuestas de Obregón cuentan historias del pasado que continúan vigentes en el presente. Por la fecha 1958 se presume que es el primero de la secuencia de cóndores que pintó el maestro, aunque quizá un tanto desdibujado para algunos críticos y con interpretaciones variadas. La mayoría de asistentes al Museo de Arte Moderno de Cartagena, donde reposa la obra, logran identificar un cóndor.
La razón por la cual Obregón tan decididamente dedica parte de sus obras a los cóndores es desconocida; sin embargo, la crítica y sus amigos más cercanos consideran a Alejandro como un profeta. Existe una paradoja en su obra y es que el cóndor, es un ave que goza de gran agudeza visual, pero este sentido Alejandro lo perdería tras descubrirse su enfermedad.
2. La violencia
La violencia es una de las obras más emblemáticas e importantes de Alejandro Obregón. La mirada que da a los hechos y a las masacres que suceden en Colombia, con la mezcla de elementos que posee, dan la sensación de que puede ser vista como una manifestación de protesta desde el arte en el contexto moderno.
Esta obra es definida como un hito de la historia del arte colombiano del siglo XX. Obregón aquí fue capaz de construir una pieza que habla de manera muy perspicaz sobre lo que sucedía en el país en esa época.
El maestro ubica la violencia en el cuerpo, pero también en el territorio y el paisaje, fusionándolo con el cuerpo de una mujer tendida, que además está embarazada, dando a entender que la violencia está en el cuerpo presente y en el venidero.
3. Autorretrato
Generalmente, para los pintores, los autorretratos representan la interpelación de lo propio; sin embargo, para Obregón, la muestra que hace es polifónica y llena de matices, en el que da una vista a sí mismo. Obregón, en esta obra incluye elementos que lo hacen muy significativo y trascendental, el manejo del color y la exageración en uno de sus ojos que preveía como una vista al futuro, que daba respuesta a lo importante que era para él la observación y la reflexión sobre la naturaleza y los hechos históricos y fallidos en el país.
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